Recordatorios graciosos para seguir practicando la autoestima

Si quieres hablar serio, llámalos técnicas. Pero, si prefieres ser más informal, llámalos recordatorios graciosos.

Aquí tienes de esos recordatorios que te ayudan a ser menos duro contigo mismo y, por tanto, a cuidar tu autoestima.

Recuerdas que tienes que cuidar tu autoestima

¿Cuántas veces nos proponemos a nosotros mismos algo y dejamos de cumplirlo simplemente porque se nos olvida?

Por ejemplo, decidimos echarnos menos la culpa de lo que pasa alrededor.

Decidimos erradicar de nuestro vocabulario habitual frases como:

  • «He metido la pata otra vez.«
  • «Qué desastre soy…»
  • «Dije que iba a ser más amable conmigo mismo y ya vuelvo a lo de siempre. No sé para qué me propongo nada…»

O nos proponemos sonreír más y estar más relajados, y sin embargo a eso de media mañana nuestra cara tiene el aspecto de un pepinillo en vinagre. Sí, a veces pasa.

Bien. Para una situación como la anterior, en la que estamos realizando un ejercicio para generar autoestima y hemos de ser constantes, existe un truquito (los entendidos lo llaman técnica).

Utiliza objetos que te refresquen la memoria

El truco consiste en buscar un objeto que tengamos cerca o que llevemos con nosotros mismos para recordar nuestro propósito.

Puede servir una foto o ilustración de una persona a la que queramos parecernos: Nuestro «inminente yo«. Imagínate… Guapo/a, inteligente, amplia sonrisa, cuerpo bien moldeado.

Llevar la foto en el bolsillo o en la cartera es cargar con un equipo propio de animación. Eso, para algunas personas.

Como somos tan variados, hay a quien la fotografía del señor o la señora perfecta delante de sus narices le desmotivaría hasta tal punto de arrojar la toalla. Eso no, por favor.

También tenemos la alternativa de ir a la cocina y hacernos con una patata. (Sí, una patata.)

usar un recordatorio gracioso

Colocar la patata en un sitio visible. Dejar que sea nuestro referente. Para que, cada vez que la veamos, salte a nuestra mente el propósito: que nunca llegue nuestra autoestima a encoger tanto que se quede esmirriada como la patata.

¿Qué te parece? Yo, antes que el truco de la patata, prefiero una plantita a la que vea crecer poco a poco, la verdad. Aunque sea un cactus.

De hecho, a mí me parece que la autoestima es como una planta: hay que regarla todos los días, abonarla de tanto en tanto y ella crece despacito hasta llegar a ser fuerte y robusta.

Siguiendo con los recordatorios.

También están los clásicos que se suelen usar por cualquier motivo: cambiarse el anillo de dedo; cambiarse el reloj de muñeca; hacerse una señal en la palma de la mano; atarse un hilito en el dedo, etc.

Échale imaginación a la hora de buscar tu objeto-recordatorio y ten en cuenta que lo divertido funciona muy bien (aunque no sea lo de la patata). 😀

A fin de cuentas estamos aprendiendo a vivir la vida de un modo más desenfadado y distendido.

Imagen de PeePaa-THEone

Relacionado:


Categoría: