Qué difícil es sacar el día adelante cuando estás estresado, desconectado, atascado, preocupado… y no sabes de dónde vas a sacar las fuerzas para cumplir con lo de hoy.
Tal vez estés encadenando una racha poco productiva. Se acumulan días de fallos y no es tan motivador ponerse a trabajar como cuando hilvanas una temporada de progreso. El pasado pesa.
Y el futuro también pesa, cuando miras todo el camino que te falta por recorrer plagado de dificultades. ¡Qué estrés!
Este día de turbulencias es el indicado para “olvidarte” de lo que NO pertenezca al día de hoy. Es el día para decidir cuáles son las acciones que tocan (ésta, ésa y aquélla) y hacer a un lado el resto.
Un día cada vez
Respira con calma. Haz una lista de lo que vas a hacer en este día difícil. Y enfócate sólo en esas actividades o acciones.
Perdona tu pobre desempeño de ayer. Ese día ya pasó. O, si es el caso, deja de pensar en lo que viene o en lo que pueda ocurrir si hoy no estás a la altura.
No estás en un sprint, en el que si te quedas varado has perdido la posibilidad de ganar o en el que tengas que llegar a la meta como una centella, en un sólo día… o en un sólo mes.
Si acaso, éste es un maratón en el que, con los pasos que des cada día, cubrirás una gran distancia. Y hoy sigues adelante.
Quizás no estés motivado. (Cosa poco grave, porque nadie está motivado todos los días de su vida.) Pero eso no va impedirte sacar adelante «eso» que vas a hacer.
Piensa sólo en las acciones concretas que puedes llevar a cabo en este día. Prueba. Y, salga bien o salga mal, date una nueva oportunidad mañana.
Es probable que, tras la suma de unos cuantos días “enfocados”, te sientas mejor, más motivado, con más confianza.
En ese momento, podrás echar un vistazo atrás para alegrarte por los obstáculos que has superado. Y, mirando hacia el horizonte, podrás sentir que te estás acercando a lo que quieres.
Pero, mientras tanto, ni existe el ayer ni el mañana: sólo tus pasos de hoy. Sólo este día. Vamos.