¿Guardas un objetivo o proyecto del que quisieras ocuparte “algún día”? ¿Qué tal si le pones fecha para empezar?
Hay planes que es preferible echar andar más adelante. ¿El tuyo es uno de ésos? Puede que no. Quizás puedas empezar a moverte un poco desde ahora. Explora la posibilidad.
Si puedes realizar un avance en lo que quieres, por pequeño que sea, hazlo. El día es hoy (o el que hayas señalado en el calendario) y la manera es usando lo que tienes a mano.
Seguramente te falten cosas que quisieras tener listas antes de lanzarte: un poco más de conocimiento sobre el tema, un poco más de tiempo… u otros recursos. Desde luego. Pero fíjate más en lo que sí tienes (aunque sea poquito) y aprovéchalo.
Cuando empiezas a moverte eres más creativo en el empleo de esos recursos y, ya verás, es probable que los veas crecer a medida que vayas dando pequeños pasos. ¿El más notorio? La experiencia.
Hazte a la idea de que tu comienzo va a tener poco de perfecto. Por bien que marche tu proyecto, pasarás por incomodidades varias, incluyendo en ellas los errores que cometas.
Procura ver esos momentos como lo que son: oportunidades para aprender. Esas oportunidades no las tiene quien permanece esperando el momento ideal indefinidamente.
Y lo peor es que dichas oportunidades se alejan a medida que va transcurriendo el tiempo mientras permaneces quieto. Las dudas se hacen mayores, más grandes.
Si existe un remedio eficaz para enfrentar las dudas (y las excusas que salen de ellas) es pasar a la acción. Algunas se quedan atrás en cuanto empiezas a moverte.
Por eso, con lo que tengas, ponte en marcha cuanto antes. Suma experiencia poquito a poco. Más preparado estarás para aprovechar mejores momentos cuando lleguen. Y, si no llegaran, tienes éste para dar un pequeño paso.