Nos preguntamos para qué sirven los objetivos de esta manera: ¿qué te mueve? ¿Qué es importante para ti?
Ese es el punto de partida de los objetivos: tus sueños, prioridades, razones o como los quieras llamar.
Quizás lo suyo sea emplear distintos nombres, ya que hay muchos tipos de objetivos: a cortísimo o a largo plazo; modestos o ambiciosos; razonables o “locos”.
Como sea, la finalidad de los objetivos es conectar “eso” que tú quieres con tu vida cotidiana. Para eso sirven.
Sigue la versión de la entrada en vídeo, por si la prefieres. (Duración 3:05)
1. Los objetivos te mantienen enfocado
El objetivo te centra. Tienes un destino al que llegar. ¿Por ejemplo? Leer 3 libros este mes. (Que resulta del propósito de leer más libros al cabo del año. Imaginemos.)
Gracias a eso, te aplicas con las acciones que harán posible ese resultado. Como leer 20 páginas cada día, en el ejemplo que hemos puesto. (Eso es lo que calculas que hace falta para llegar a los 3 libros.)
Y, como le haces sitio a dichas acciones, descartas actividades que interfieren en que cumplas con tu misión. Como pasarte tooooda la tarde enganchado a la tele.
Lo dicho. Al ponerte un objetivo, tienes mayor facilidad para identificar y practicar las acciones que se alinean con ese objetivo y para eliminar las distracciones.
2. Los objetivos sirven para motivarte
Alcanzar tus objetivos es la guinda del pastel. La verdadera importancia de los objetivos radica en el entusiasmo que sientes hoy, cuando trabajas por ellos.
Los objetivos le dan un saborcillo especial a los días, sobre todo a la hora de salir de la cama.
Tal vez conquistes esas metas o puede que no. Quizás cambien tus prioridades y, con ellas, cambien tus objetivos. Aun así, el tiempo que inviertes trabajando en tus viejos objetivos sirve.
Sirve para darle sentido a una etapa. Y, probablemente, sirve para trasladar ciertos aprendizajes a nuevas metas.
3. Gracias a los objetivos es más fácil medir el progreso
Cuando te pones un objetivo es más fácil medir el progreso.
Hay buenos hábitos que quieres mantener toda la vida: comer sano, hacer ejercicio… Suponte que uno es el de la lectura, también.
¿Para qué vas a ponerte un horizonte, si lo fundamental es que hoy leas un ratito… y ya está?
Para ponértelo más fácil, según lo que quieras lograr.
Ahí está la posibilidad de desgranar lo que quieres hacer en pequeñas dosis o en un conjunto ordenado de pasos y darte a la misión de avanzar poquito a poco.
¿Cómo lo harías si quisieras leerte los 30 libros más importantes de una materia? Ahí los tienes, para explorarlos durante este año.
¿A que pensar en 30 libracos intimida más que pensar en las 20 páginas que vas a leer al día para cumplir con tu objetivo?
¿Y a que es más fácil ver lo que te llevas leído o lo que te falta por leer si lo mides? Dependiendo de cómo lo lleves, puedes hacer ajustes.
4. Los objetivos sirven para procrastinar menos
Primero.
Procrastinas menos porque, dibujada la meta, no te entretienes con otras cosas, como hemos dicho en el punto uno. Evitas unas cuantas distracciones.
Al evitarlas, además de ahorrar tiempo, ahorras energía. Así, tus recursos están más enfocados en lo que te interesa y reduces un poquito más las probabilidades de procrastinar. (A veces procrastinas porque estás cansado, estresado y hasta la bola de actividades.)
Segundo.
También procrastinas menos porque, como hemos dicho antes, puedes dividir lo que vas a hacer en subobjetivos o en pequeñas acciones. Y esto es otra ayuda anti-procrastinación. Al estar bien definido lo que vas a hacer, cuesta menos pasar a la acción.
Por último.
Al haber puesto límites temporales puedes avanzar con diligencia, que también pone su granito en el recorte de la procrastinación.
- Te pones como misión leer 3 libros este mes. No en el lustro, ni cuando sea. Este preciso mes.
- Ese límite es una autoinvitación para ponerte hoy las pilas con la lectura. Venga, que vas bien.
5. Poniendo objetivos tomas el control de tu vida
Muchas personas viven en automático. Hacen lo que se espera de ellas dependiendo del momento vital donde estén. O hacen lo que ven que los demás están haciendo.
¿Eres tú una de ellas?
- ¿Encajas en el molde haciendo solo lo que se espera de ti?
- ¿Te gusta hacer lo que se espera de ti?
- ¿Tus proyectos son los que los que la sociedad espera de ti?
Los objetivos pueden ayudarte a elegir un rumbo distinto, el tuyo. Tal vez, uno que se separa de lo que eligen mayoritariamente las personas que te rodean. (O no. Quién sabe.)
Tu objetivo puede ser pasar tus próximas vacaciones en Madagascar. Puede ser alcanzar la libertad financiera a la edad que decidas. Puede ser convertirte en un experto repostero… Lo que tú quieras.
En definitiva, la utilidad principal de los objetivos es esa: conectar lo que haces y el camino que vas a tomar con lo que es importante para ti, con lo que descubres que te gusta.
Hay quien lo llama deseo o sueño. Pues bien. La manera de convertir tu sueño en realidad… ¡aquí la tienes!
Llama a tu sueño, OBJETIVO. Agarra un papel y defínelo. Ponle fecha. Desgrana las acciones en pequeños pasos. ¡Y a por él!
No estarás solo en la aventura. Gracias por leer.