Lo mejor en una mañana, una tarde o un día completo de mal humor es esperar a que pase.
Leer posts como uno que hicimos para soportar un mal día, por ejemplo, es algo que no le sirve a todo el mundo.
Y eso es porque el mal humor altera nuestra percepción, haciéndonos más receptivos a ese tipo de mensajes que van en consonancia con nuestro estado de ánimo.
Pongamos que alguien se ha portado muy mal contigo y tú no puedes evitar enfadarte seriamente.
Llego yo, completamente ajena al asunto, y te digo que te calmes y que silves la melodía de El puente sobre el río Kway para sentirte mejor.
Pues, esa idea te cala menos que si te contase una experiencia negativa propia. ¿Te imaginas? Nos habríamos puesto a alimentar nuestra mala leche a dúo.
Y no sólo somos más receptivos a esos mensajes de crispación, sino que actuamos en consonancia con ellos.
Además, somos más propensos a tomarnos a mal cualquier detalle que otro día no nos habría afectado y a extender nuestro mal humor como mantequilla en el pan.
– Buenos días, Pepito
– ¿Buenos días? Pues ayer en la parada del autobús ni me miraste siquiera. ¡Falso, que eres un falso!
Oh, sí… La impulsividad va unida al mal humor. Hacemos o decimos cosas llevados por la emoción y, quizás, luego nos arrepentimos.
Con la cabeza fría, la mayoría de nosotros conocemos cómo nos afecta el mal humor. El reto está en recordarlo en esos días difíciles.
¿Qué te parece si lo intentamos?
Recopilemos las recomendaciones más importantes basándonos en todo lo anterior:
- Piensa que el mal humor pasará, seguro.
- No tomes decisiones importantes cuando estés de mal humor.
- Mantén la boca cerrada, especialmente si vas a atacar a otro.
- Aprende de tu mal humor. El mal humor suele ligarse a determinadas circunstancias (personas, sitios, actividades, noticias, etc.). Identificarlas te dará ventaja para afrontarlas mejor la próxima vez.
- Recuerda que cuando te enfadas el primer perjudicado eres tú. Como dice el refranero mexicano: “El que se enoja, pierde.“
- No refuerzes tu enfado con mensajes que puedan enfadarte más. Abre un poquito la mente a lo positivo.
¿En serio que no te apetece silbar?
Basado en: How to Survive a Bad Mood.
Imagen de Veronica Belmont
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