Se te caen los párpados y bostezas de manera incontrolable. ¡Darías tu reino por dormir ahora mismo en una cama mullidita!
Pero no puede ser.
Aunque irte a descansar es lo más recomendable, te toca seguir un buen rato estudiando o trabajando en ese estado zombie.
¿Qué haces tú en esas situaciones?
Apuntemos algunas ideas sensatas, si te parece. De ésas, he probado las que siguen.

1. Dormir: Si el asunto puede esperar unas horas, ésta es la mejor opción de todas. ¿Para qué tanta tortura, si el cuerpo te está pidiendo a gritos el descanso?
O, si no puede esperar, habrá que terminarlo lo mejor que se pueda e irse a la cama a una hora decente.
2. Movimiento: Un paseíto a marcha rápida, un bailoteo improvisado o unas cuantas flexiones sirven para activarse un poco en ese momento.
3. Líquidos: Una buena taza de café también despierta lo suyo. Sin abusar, porque si no se logra el efecto contrario. Y, por supuesto, el agua. Beber agua o tomar una ducha tibia son remedios muy socorridos.
4. Organización: Cuanto antes termines, antes descansas. Y, para eso, lo suyo es definir qué vas a hacer exactamente y cuánto tiempo va a llevarse cada tarea y/o sub-tarea.
5. Medir tiempos: Trabaja en bloques (de 30 minutos, por ejemplo) e intercala pequeños descansos para despejarte y estirar el cuerpo.
6. Música: Utiliza recursos para concentrarte y que te cunda el trabajo. Cuando estás cansado, es más difícil. Mucha gente (a mí no me resulta) utiliza la música u otros sonidos.
7. Siesta: Si vives esa epopeya durante el día, también es buena idea que introduzcas una siesta revitalizante (de 15-20 minutos) para recuperar fuerzas y aguantar hasta la noche.
Espero que no te toque vivir muchas largas jornadas como éstas; que se trate sólo de días aislados. Y que, para esos días, tengas listos los recursos que mejor te funcionan para sacarlos adelante.
Ya puestos, ¿nos propones algún remedio de los tuyos?
Imagen de umjanedoan