¿Vacaciones emocionales? Se supone que la palabra vacaciones ya incluye la desconexión momentánea de las preocupaciones, pero no siempre es así.
A veces puedes estar tan abrumado que, aunque te tomes un mes de descanso, lo vives con un pellizquito en el estómago y con un desasosiego del que no es fácil desprenderse…
Lo que te proponemos es que, si vives unos días tensos o tristes, marcados por la nostalgia, el miedo, la incertidumbre u otras vivencias internas que te agitan o te ensombrecen estos momentos, apárcalas. Tómate un descanso, aunque sea muy breve.
Tan breve como un fin de semana, como una tarde de dispersión o como una hora (solo una) donde dejes de experimentar esa zozobra.
Ya dijimos que las vacaciones empiezan en la mente, por mucho que tengamos asociada la palabra a una maleta o a una sombrilla en la playa. Las vacaciones son descanso, desconexión, alegría renovadora.
¿Qué es lo peor que puede pasar porque te tomes unas breves vacaciones de tus temores y tristezas? Poca cosa, ¿verdad?
Hasta aquí, puede que estés de acuerdo. Es una gran idea desconectar emocionalmente para renovar energías. El asunto es: ¿Cómo hacerlo?
Vamos, no es difícil tomarse unos instantes (unas nano-vacaciones) para respirar en paz. Supongo que ya conoces estas cinco propuestas. Cualquiera de ellas sirve para este propósito.
- Centrarte en el momento presente: Olvidándote de qué pasará mañana o de lo penoso del ayer. Puedes meterte de lleno en este instante practicando un poco de meditación o paseando por el parque mientras miras, hueles y escuchas el espectáculo que te rodea.
- Practicar la gratitud. Detrás de la capa de desasosiego hay una lista enorme de cosas que valorar. ¿Por qué no repasarla mentalmente?
- Perderte en la magia de la música, de la lectura y de todos esos recursos que ha inventado el ser humano para soñar y explorar otros mundos sin moverse del sitio.
- Buscar el buen humor, la risa: Ninguna otra medicina descongestionará tus emociones más, mejor, en menos tiempo y sin contraindicaciones reseñables.
- Ser generoso con otras personas: Otra buena alternativa. Empatizar con otros y ayudarles, así les des sólo una sonrisa o unos minutos de tu tiempo, también te ayudará a ti a sentirte mejor.
Cualquier día, cualquier momento que tú elijas es bueno para que hagas un alto y te tomes unas breves y saludables vacaciones emocionales.
Quizás, gracias a ellas, puedas volver a tu cauce habitual con una visión renovada de las cosas y, por descontado, con más fuerza para enfrentarlas.
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