Esta entrada retrata los enfados de verano. El cuerpo no es lo único que se calienta en estas fechas. También lo hacen las emociones.
Y, por si las tuyas se caldean que da gusto, tienes algunos tips al final para templarte (si quieres templarte).
Enfadarse más en verano es… ¡natural!
Las temperaturas suben y suben. Ahí viene otra ola de calor sahariano. Tu piel se calienta, aumenta tu frecuencia cardíaca, sudas, sientes el sofoco…
Las temperaturas dan un respiro cuando anochece.
Te vas a dormir, a descansar. Pero, si vives en un pueblo, escucharás el jaleo de los niños y los vecinos, que se quedan en la calle hasta entrada la madrugada. Les da igual que tú tengas que levantarte temprano, porque ellos tienen derecho a divertirse. (Grrrr…)
Te duermes tarde y descansas lo que puedes. Incluso si tienes aire acondicionado, el sueño no es tan reparador.
Vuelve a amanecer y el sol comienza a calentar con fuerza.
Tus emociones también se calientan en verano
No, tú hoy no puedes irte a la piscina o a la playa para la aliviar la incomodidad física y relajarte.
Por el contrario, has de hacerte cargo de tus obligaciones cotidianas y lidiar con las presiones de otros, que están tan irritados e incómodos como tú.
El cabreo se retroalimenta, crece, se intensifica. Tienes la sensación de que, a la mínima, saltarás.
Todavía se agrava más, si a lo anterior le añades que, en este verano en particular, cada vez que lees el periódico las noticias son más frustrantes e indignantes que el día anterior.
¿Experimentas algo parecido? Pues, tranquilo, que no estás solo.
El responsable de esto es el hipotálamo; esa pequeña región del cerebro que, entre otras cosas, regula la temperatura corporal.
Pues, según el profesor Boyanowsky, cuando las temperaturas suben y suben, el hipotálamo libera adrenalina para mantener la temperatura corporal. Y es esa hormona la responsable de que estemos más agresivos en estas calurosas fechas.
Total, que la ira se mueve a la par del mercurio del termómetro y es bueno saberlo para poder canalizarla. Porque las temperaturas no las puedes controlar, pero tu comportamiento, sí.
¿Qué opciones hay?
- Buscar actividades para desconectar; que al menos tengas un ratito para ti cada día.
- Frenarte a la hora de insultar a alguien o tener una salida de tono, dejando que la situación se enfríe.
- Darte más tiempo para escuchar, para pensar, y así dejar de tomarte muchas conversaciones como ataques personales.
¡Ah! Aquí tienes otras ideas que te pueden servir: Unas cuantas verdades sobre la ira.
__
Otras entradas veraniegas:
- Trabajar cabreado en verano. ¿Cómo sobrellevarlo?
- Tristeza de verano: entenderla y manejarla.
- ¿Sientes que tu verano ha sido poco productivo?
Gracias por venir.
Imagen de bark