La vida es una aventura, un viaje que tiene una última estación en la que, tarde o temprano, cada uno de nosotros se apeará.
No sabemos cuál es esa estación ni cuándo llegaremos a ella, pero sí tenemos la certeza de que nos aguarda.
Este pensamiento no es sombrío ni pesimista. Todo lo contrario: Es una invitación para que cada uno viva plenamente cada tramo del recorrido, cada instante del mismo.
Porque cada momento es un regalo. Un regalo único, diferente a cualquier otro, por muy parecidos que sean los momentos que acabamos de dejar atrás.
Nos movemos. Avanzamos. El cambio no espera a que estemos preparados para recibirlo. Sucede porque sí. Son las mismas reglas para todos.
Cada uno de nosotros sigue su propio camino, encontrando tanto alegrías como sinsabores. Más cortos o más largos, todos atravesamos tramos luminosos y tramos oscuros.
Y, si merece la pena estar despierto para saborear y agradecer los buenos momentos, también la merece estar bien despierto cuando se llega a los tramos difíciles.
¿Cómo, si no, podríamos darnos cuenta de las oportunidades diarias que se cruzan? Si no estamos bien despiertos, cómo podríamos seguir aprendiendo, buscando, luchando, levantándonos…
Además, ¿cómo podríamos apreciar los instantes más amables de la vida si no hemos experimentado o conocido de alguna manera esos momentos difíciles?
Por eso, cada momento cuenta.
Cada momento merece ser vivido sin que deseemos que hubiera sido distinto. Es el que es ahora.
Podemos tomar decisiones que nos lleven a otros momentos. Podemos recordar preciosos momentos de ayer. Pero que eso no nos prive de prestar atención a este tramo del recorrido, a este instante justo, que es único en toda nuestra vida.
Imagen de Tc Morgan
Comentarios
2 respuestas a «Queremos vivir plenamente cada momento»