Seguramente has escuchado a más de una persona comentar que le gustaría volver atrás en el tiempo para cambiar lo que hizo (o no hizo) en el pasado.
¿Quién no ha deseado esto alguna vez?
Yo misma he tenido ese pensamiento. En el pasado he dicho cosas estúpidas en el momento más inapropiado; he tomado decisiones equivocadas en lo personal y en lo profesional; he dejado pasar oportunidades; he pecado de irresponsable muchas veces, etc.
Algunos de esos errores todavía me duelen. Otros han ido perdiendo importancia con el tiempo, conforme he ido aprendiendo a que no me siguieran afectando emocionalmente.
Soy consciente de las malas decisiones que tomé. Y de que muchas meteduras de pata no sólo acarrearon consecuencias negativas para mí, sino también para personas que quiero.
Por tanto, no me siento orgullosa de mis errores. Hubiera querido no cometerlos. Pero, ya que no hay vuelta atrás, lo acepto.
Además, si fuese me fuese posible volver atrás para enmendar cada gran error que he cometido, me pasaría la vida rebobinando, una y otra vez. Cosa que sería enajenante.
Lo hecho, hecho está. Pero no ha sido en vano. Los errores han dejado su lección. Ahora soy más cuidadosa cuando me enfado, no sea que vuelva a decir cosas estúpidas en pleno arrebato de ira. Soy más prudente a la hora de decidir. Le pongo empeño a cumplir con aquello a lo que me comprometo, etc.
Todo eso lo he aprendido “gracias” a que me equivoqué en su momento. Sufrí la punzada del arrepentimiento y eso me impulsó a hacerlo mejor en las siguientes ocasiones.
He aprendido de los aciertos y también de los errores. Éstos no sirven únicamente para que bajemos la cabeza por haberlo hecho fatal. Son una parte importante del aprendizaje.
Y, ya que conseguimos dejar atrás el dolor por haberlos cometido, nos ayudan a convertirnos en la persona que queremos ser.
En eso estamos hoy. Tú, con tu bagaje de lecciones útiles aprendidas. Yo, con el mío. Construimos este día, en el que también es probable que aprendamos algo que nos ayude a seguir creciendo.
¿Para qué volver atrás el tiempo? ¿Para qué deshacernos de lo que tanto nos ha costado aprender? ¿No sería más sensato quedarnos con la lección e intentar que los errores del pasado dejaran de doler tanto?