Abona el terreno con preocupaciones, ansiedades, dudas o semillas similares. Verás que florecen unos cuantos “¿Y si…?” de acuerdo con lo que sembraste.
- ¿Y si fracaso?
- ¿Y si me pierdo?
- ¿Y si mi idea es una tontería?
- ¿Y si me dice que no?
- ¿Y si se ríe de mí?
Son posibilidades. Puede ser muy sensato tener en cuenta las más probables, para saber cómo salir de la situación si llegara a presentarse.
Un punto de prevención y prudencia no está de más, porque te ayuda a prepararte para los escenarios desfavorables y a no arriesgar a lo loco. Es lo que podemos llamar “pesimismo positivo”.
Pero, si sólo siembras semillas relacionadas con el miedo, cierras la puerta a las otras posibilidades: las positivas.
Siembra más confianza, apoyándote en tu experiencia y en los aciertos que hasta hoy has tenido. Siembra más ilusión, por los resultados que quieres obtener. Y siembra determinación y perseverancia, para resolver lo que te salga al paso.
Verás que cosechas unos cuantos “¿Y si…?” que tienen derecho a estar ahí, ya que cuentan como posibilidades:
- ¿Y si tienes éxito o un avance digno de celebrarse?
- ¿Y si das con el camino bueno, aunque te despistes unas cuantas veces?
- ¿Y si tu idea es más buena de lo que tú ves (al estar más pendiente de los que podrían rechazarla)?
- ¿Y si te dice que SÍ o que va a considerarlo?
- ¿Y si recibe tu propuesta con interés?
En definitiva, cuando estés próximo a iniciar algo delicado, no te olvides de los “¿Y si?” positivos.
Primero, porque te separas de la realidad si sólo te fijas en lo que puede salir mal. Otras posibilidades también pueden darse.
Segundo, porque son estos “¿Y si?” los que pondrán tu creatividad a vibrar para conseguir ese buen resultado.
Y último, porque no pierdes nada sembrando un poco de motivación y confianza. Incluso en el peor de los escenarios, sin ningún “¿Y si?” positivo que se materializara, antes te quitarías las dudas y antes podrías afrontar lo que resulte o moverte hacia otros intereses.