10 Acciones cotidianas que parecen fáciles y no lo son

Hay una serie de acciones cotidianas que parecen fáciles, pero tienen su intríngulis.

Quien dice que ciertas acciones son siempre fáciles, quizás, se ha acostumbrado a ejecutarlas, está en condiciones favorables que no las goza todo el mundo o posee una voluntad de hierro. A saber.

Aun así, seguro que se encuentra con su propio repertorio de acciones que parecen más fáciles de lo que son en realidad.

Todos tenemos unas cuantas que se nos resisten. ¿Tú no?

Ahora mismo, a mí me inspira para escribir esto un tremendo picor en las piernas. Si no dejo de rascarme, verás la que me formo…

La acción (o inacción, más bien) que me conviene es de lo más simple: dejar la mano quietecita. Pero, en este momento, no es nada fácil.

Y estoy convencidísima de que tú, a menos que acabes de abrir los ojos en este día o que te hayas ido a lo más cómodo, habrás tropezado con una acción (o inacción) supuestamente fácil que te costó ejecutar.

En el día abundan acciones incómodas y correosas que parecen fáciles. Y cada cual, según el terreno donde desee progresar, se va a encontrar unas cuantas.

¿Vemos ejemplos?

Acciones cotidianas que parecen fáciles y no tienen porqué serlo

acciones cotidianas

1. Cumplir con la hora

¿Cuál? Cualquiera.

Cumplir con la hora de levantarte sin darle al botoncillo que lo aplaza 5 minutos.

O cumplir con la hora de trabajar, de hacer ejercicio, de acostarte… O de cualquier acción que aún no sea un hábito que ejecutes por sistema. Y, aun así, a días cuesta.

2. Motivarte para hacer lo que tengas en frente

Todos conocemos maneras de automotivarse. En este mismo blog hemos explorado docenas, por si a alguien le da por renovar su catálogo.

Pero incluso la más efectiva, que yo pienso que es la de tener en mente el porqué de la acción, a días falla.

3. Cortar con la distracción que te ha secuestrado

¡Qué simple! Apaga la tele. Desconecta el internet. Deja el móvil fuera de tu vista. O tira ese panfleto raro por la ventana…

Te dices que es lo más conveniente. Pero hoy, quizás, no se te está dando bien escapar de los tentáculos invisibles que te retienen.

4. Trabajar a buen ritmo

A ti te gusta y a mí también: acabar pronto la trabajera, para pasar a lo más apetecible del día.

Lo lograríamos al permanecer concentrados al 100 % en lo que estamos haciendo mientras estamos en ello. Y esto unos días es más fácil que otros.

5. Mantener el orden

Son muchas las áreas que reclaman cierto orden: la alimentación, la economía, el trabajo, el espacio físico, etc.

Y hay días en los que algo se alborota irremediablemente. Mantener el orden no siempre es fácil.

ordenar ropa

6. Dejar de preocuparte o de quejarte

Tal vez, veas aproximarse un evento en el que te va mucho en juego. Y, sí, consigues distraer tu atención para reservar energías, aunque eso no te resulte tan fácil como sucumbir a la preocupación.

También yo estoy distrayendo la atención escribiendo esto, en lugar de quejarme del picor, que es lo que me sale naturalmente. (¡Porras! Ya me he quejado otra vez.)

7. Atreverte a salir a escena

Lo haces. Te presentas ante personas o en lugares que están lejos de entusiasmarte. Otra cosa simple, que no siempre es fácil.

8. Decir lo que sientes o lo que piensas

Reconocer un error. Pedir perdón. Decir “te quiero”. O pronunciarse con un rotundo “NO” ante una petición inapropiada.

Es muy frecuente que nos veamos en situaciones en las que es difícil abrir la boca y poner sonido a lo que pasa por la mente.

9. Frenar para no decir lo que se te pasa por la cabeza

Qué me dices de esas situaciones cotidianas en los que ocurre lo contrario: si no te callas, las consecuencias pueden ser desastrosas.

Hay que ver lo que cuesta morderse la lengua a veces…

10. Descansar

Tomarte tiempo para descansar se ha convertido en un acto de valentía, con la de presiones y recordatorios que nos bombardean.

Tampoco es sencillo parar… Y lo hacemos.

Como pasa con el resto, a días no nos sale como queremos (o no nos sale en absoluto) y otros, sí.

zen

¿Te das cuenta de que muchas acciones que realizas no son tan fáciles?

Ahí arriba solo hay un puñadito de posibilidades. Piensa en todo lo que has hecho hasta esta hora que no te resultó tan fácil ni apetecible.

Quizás, cuando haces balance del día, entre tus deseos está que te resulte más llevadero hacer lo que haces. O terminar más cosas. O hacerlas mejor.

A mí también me interesa mejorar. En ello estamos.

Pero intentemos que esa aspiración razonable no opaque el esfuerzo que estamos poniendo a diario en acciones a las que se les da poca importancia.

Reconozcamos ese esfuerzo cotidiano y sigamos atreviéndonos con lo supuestamente fácil. Porque esa es la manera de progresar. Y de que, cada vez, esas acciones vayan siendo un poquito más fáciles.

Gracias por leer.


Categoría: