Los saludables beneficios del perdón

Perdonar no es lo mismo que olvidar. A ver quién puede borrar a placer su memoria, como quien manda un archivo a la papelera de reciclaje…

Perdonar es liberarse del dolor; dejarlo atrás para poder recuperarte y vivir en paz.

Perdonar es algo que merece la pena por ti, que ya sufriste en su día la ofensa o la traición que fuera, como para tener que cargar con ella dejando que afecte incluso a tu salud.

En lo que respecta a tu salud mental, el beneficio más destacado, según los expertos, es que el perdón ayuda a combatir la depresión y la ansiedad generadas por la crisis.

dolor

Hablando de la salud física, las investigaciones también han demostrado que perdonar ayuda a dormir mejor, ya que dejas de dar vueltas sobre la ira, el miedo, la pena o cualesquiera emociones negativas que surgen cuando rememoras aquello que te hirió.

También hay estudios que prueban que la voluntad de perdonar puede disminuir el riesgo de padecer futuros problemas cardiovasculares.

Otras investigaciones han demostrado que el perdón puede paliar síntomas asociados a otras dolencias (por ejemplo, en personas que sufrieron importantes lesiones en accidentes automovilísticos) y, además, han asociado el perdón a un mejor envejecimiento.

Todo eso está muy bien. Pero, ¿cómo perdonar a alguien te ha hecho tantísimo daño?

Quizás lleve tiempo, pero es más fácil lograrlo si tienes en cuenta que perdonar no es olvidar, ni significa que toleres el comportamiento de la persona que te hirió.

Perdonar es dejar que la luz entre en la herida para que empiece a sanar. Es dejar el dolor atrás.

Fuente: Forgiving What We Cannot Forget–Why Bother?

Imagen de Έλενα Λαγαρία


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Comentarios
2 respuestas a «Los saludables beneficios del perdón»
  1. Me cuesta, Casandra, me cuesta mucho perdonar, pero procuro sustituirlo por “justificar” con aquello de “no era consciente de lo que decía”, ” habló/actuó sin pensar” y luego, mantener la guardia, porque si no olvidas siempre queda una pisca de decepción, de dolor y también de recelo.
    Besitos.

    1. A mí también me cuesta bastante y lo que hago es tomarme tiempo. Si la situación es como tú dices y llegas a la conclusión de que la persona no tenía intención de hacer daño, es más fácil (aunque se sigue necesitando tiempo…). Pero tampoco hay porqué justificar siempre los malos comportamientos. Hay quien hace daño adrede, aunque no nos guste creerlo. Y, en esos casos, son el tiempo y la distancia los mejores aliados, a mi parecer.

      Llega el día en el que uno está preparado para soltar la carga. Que ya está bien haber sufrido tanto por el daño que nos han hecho, como para tener que arrastrarlo pegado al cuerpo toda la vida, ¿no?

      Muchas gracias por tu punto de vista en un tema tan complicado, Malú.

      Besos!!