Hace días, muchos de nosotros celebrábamos que estábamos aquí, estrenando un año nuevo.
Pasaron los brindis. Acabaron las campanadas. Se apagaron las luces. Y nos adentramos en enero.
Enero es un mes duro para muchas personas.
- A unas personas les cuesta la vuelta a la rutina, que implica retomar el ritmo habitual de sus responsabilidades.
- A otras, hacerse cargo de los excesos en los que incurrieron durante las festividades.
- A otras, dejar un ambiente luminoso y alegre, para adentrarse en unas semanas oscuras y frías.
- Y, si lo rematamos con una subida de precios e impuestos… ¡peor!
Vale. Me estoy aprovechando de la mala fama de enero. Extendámoslo a todo el año, para ser más realistas.
Es realista pensar que habrá momentos incómodos y difíciles durante el año. Lo mismo que habrá alegrías y placeres.
Hay ideas que nos pueden servir para este menester. En un enero anterior, apuntamos la de llevar un “diario de eventos positivos”, para subrayar las experiencias cotidianas más agradables, a fin de ser más conscientes de ellas.
Otra, compatible con ésa, es celebrar los pequeños avances en lo que cada uno esté haciendo. Y es muy sencilla de practicar.
¿Cómo vas a celebrar tus logros de la semana?
Pongamos que te trazas unas metas para la semana. O unas metas para este día.
Eliges que vas a hacer “ésta”, “ésa” y “aquella tarea”. Y, ya que las tengas listas, tras el brindis mental, recompensarás tu esfuerzo dedicándote a una actividad que disfrutes mucho.
En eso consiste la celebración: en buscar un tiempo (diario o semanal) para disfrutar de lo que más te guste: Tú sales con tus amigos. María baila. Pepe hace planes para su próxima excursión. Yo lo celebro con mi hobby.
Así avances menos de lo que quieres o esperas, celébralo. Date la palmadita en la espalda por ese pequeño éxito.
Hazlo siempre que puedas. Busca la manera de celebrar más seguido, haciendo lo que más te gusta y compartiéndolo con las personas que quieras. Porque la vida es esto. Y es una pena limitar las alegrías a festividades o sucesos espaciados en el calendario.
Si a ti tampoco te apetece ese límite, sáltatelo. Piensa en cómo vas a celebrar tu pequeño avance de hoy o de la semana. ¿Lo sabes ya?
Imagen de jenny downing