Es hora de celebrar lo bueno del año que acaba. Y también es hora de reconocer tu esfuerzo y de felicitarte por cada día de lucha.
Es hora de poner el imperdible a los contados eventos especiales a los que has asistido. Y, además, a esos días aparentemente ordinarios que te sorprendieron favorablemente.
Es hora de acordarte de aquellos que te han echado una mano, directa o indirectamente. O de los que se la echaron a otros haciendo que te emocionaras. Y hora de alegrarte también por tu contribución positiva en la vida de los demás.
Es hora de alegrarte de estar al lado de esas personas importantes para ti, presencialmente o de corazón.
Hora de revivir aquella tarde de risas, los abrazos del año, las mejores ocurrencias. O, quizás, los libros o las películas que más te impresionaron.
Es hora de celebrar lo mejor del año
Un año brinda variedad de momentos y es hora de quedarte con lo mejorcito, así solo sean contados detalles. Ahí están, contigo.
Guarda todos esos instantes en tu corazón. Además de que son un tesoro, en los días más difíciles que vengan, te ayudarán a recordar que las cosas buenas suceden.
Es hora de hacer la selección. ¿Con qué te quedas?
¿Con qué te quedas del año que termina?
El fin de año anterior lo dedicamos en el blog a explorar qué había salido mal (los propósitos fallidos del año) para buscar explicaciones y quedarnos con lecciones útiles para el futuro.
Este fin de año, si te parece, dediquémoslo a hacer balance de lo bueno, a los pequeños éxitos o incluso a los golpes de fortuna.
- ¿Has superado problemas (de salud u otros)?
- ¿Progresaste en algún objetivo importante este año?
- ¿Has conocido a alguien especial?
- ¿Dirías que has avanzado y que estás mejor respecto al año anterior?
- ¿De qué estás más satisfecho?
Ojalá que haya algo destacable que festejar. O, si no, pequeños pasos o momentos que puedas (o podamos) revivir en la mente con una sonrisa.
¿Para qué sirve el recuento de lo bueno?
Igual que tiene sentido hacer un análisis de lo que ha fallado, lo tiene reflexionar sobre todo lo positivo.
En primer lugar, por una cuestión de equilibrio. Si nos quedamos únicamente con las cosas que anduvieron mal en el año, resumimos este tiempo en un puñado de fracasos y malos ratos.
Sí, el balance es útil para seguir adelante. Pero el cuadro no está completo. También tuvimos aciertos y «momentos estelares» que rescatar.
Y el lado útil de reconocerlos y celebrarlos está en que nos aportan alegría, esperanza, motivación para mejorar eso otro que no fue o que no está yendo tan bien.
En segundo lugar, es interesante recopilar lo bueno para proyectarnos al futuro «pidiéndole» más de lo mismo o algo mejor.
- ¿Cómo quieres que sea el próximo año?
- ¿Hay algún momento especial que desees vivir?
- ¿Qué está en tu mano para hacerlo realidad?
Qué te parece si recopilamos y celebramos lo bueno del año (sea mucho o poco) para tomar decisiones de cara al nuevo que comienza.
¿Nos servirá para empezar con la determinación de llenar el año de cosas buenas?
Una cosa es segura. Si llegamos al próximo fin de año, el balance que hagamos entonces incluirá otro lote de logros (grandes o pequeños) y cada día, desde el mismo 1 de enero, vamos a tener la oportunidad de contribuir al mismo.
Imágenes de Victor Bezrukov y Amarand Agasi
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