Si te cuesta empezar una tarea (la que sea), en esta entrada tienes una propuesta: ponte el comienzo más fácil.
Y también tienes algunas ideas que, quizás, te inspiren para que des con una estrategia que se adapte a tu situación.
Si exploras un poco por el blog, podrás ver que hemos recopilado muchos apuntes sobre cómo enfrentarnos a la procrastinación.
Hemos hablado de: priorizar, tener claros los objetivos de cada tarea, trabajar en bloques de tiempo, lanzarse sin pensar, recompensarse por los avances, etc.
Todo eso funciona. Pero lo que cuesta más, si no estás habituado a hacer esa tarea, casi siempre es dar el primer paso:
¡Empezar!
- ¿Cómo te levantas para fregar los platos, cuando estás sentado tan ricamente?
- ¿Cómo sales de la cama para hacer ejercicio, con lo a gusto que se está en ella por la mañana?
- ¿O cómo empiezas a leer/escribir/pintar/practicar con la guitarra… cuando la tele o el Internet te han abducido?
Aquí es donde es aplicable la sugerencia del día: Poniéndote el inicio más fácil.
Y, obviamente, quien tiene que encontrar la manera de hacerlo eres tú, según la actividad que tengas en mente.
Aun así, permíteme que recopile algunos ejemplos para que veas por dónde van los tiros.
¿Cómo te pones el comienzo más fácil?
Te voy a poner una explicación en vídeo, por si la prefieres. Y, si no, sáltatela y sigue abajo. 😀
Ideas para ponerse el comienzo más fácil
Hacer ejercicio por la mañana.
Puedes ponerte el comienzo más fácil, por ejemplo, dejando todo listo la noche anterior. (Es lo que yo hago.)
Ropa y zapatillas, preparadas. De esta manera, lo único que tienes que hacer es salir de la cama, vestirte… y ¡hala, a moverte!
Practicar con la guitarra.
Si has decidido que a las 6 de la tarde vas a hacer una horita de práctica, desenfunda la guitarra antes.
Póntela al lado con el libro de partituras, mientras estás estudiando, viendo la tele… o lo que sea. Así, cuando llegue la hora, lo único que tienes que hacer es alargar tu brazo y comenzar el toqueteo.
Escribir:
Es muy pesado sentarte delante de una pantalla sin tener ni idea de lo que vas a hacer.
(Hablo de escribir, pero esto también valdría para otras tareas.)
El esfuerzo se aligera bastante con un poco de preparación
En mi caso, minutos antes de escribir, barajo ideas mientras estoy en la ducha o dando un paseo. Pienso en esos temas y, cuando enciendo el ordenador, ya sé lo que tengo que hacer. Así cuesta menos empezar.
Sí, es muy simple. Pero funciona, especialmente cuando estás tratando de afianzar buenos hábitos. También funciona lo contrario (ponértelo difícil), si estás tratando de erradicar un mal hábito.
Es tu turno. Tu hora de ser creativo ideando el modo de ponerte más fácil el inicio de lo que quieres hacer. ¿Qué será…?
Imagen de Sebastian Mary