¿Un mal hábito? Póntelo difícil

Cuando te interesa adquirir un hábito saludable, te lo pones fácil. En tu estrategia puedes adoptar medidas como: Empezar por poquito, tener a punto lo que necesitas para llevarlo a cabo, echar mano de los apoyos del entorno, etc.

A lo que se puede sumar esta idea: Ponerte difícil el comportamiento que quieres eliminar o reducir.

Imaginemos que quieres leer por las tardes, en lugar de estar ese rato viendo la tele o paseando por Internet.

mal hábito

Ya tienes claro cómo vas a reforzar o a adquirir el hábito de la lectura. Y en lugar de obligarte a leer dos horas diarias del tirón sin estar acostumbrado, has decidido ponértelo fácil:

  • Le dedicarás 15 minutos todos los días. Después irás subiendo.
  • Tendrás el libro que te interesa a mano.
  • Aprovecharás que tu hermano es aficionado a la lectura para que te recomiende algunas cosillas más.
  • Te sentarás en la terraza por las tardes, donde él está leyendo plácidamente.
Con cualquier hábito es lo mismo. Siempre hay maneras de hacerlo más fácil que empezar un día cualquiera “a la brava”:
  • Correr diez kilómetros, cuando llevas tiempo sin hacer ejercicio.
  • Comer sano, si apenas te suenan los alimentos que no se venden en bolsa.
  • Ahorrar, cuando estás acostumbrado a gastar el dinero antes de que toque tu mano.
  • Etc.

Casi siempre, los hábitos más positivos, ésos que a largo plazo producen un gran beneficio, son los más lentos en adquirirse. Hasta que se consolidan, no es raro que haya errores, recaídas y otros obstáculos.Entonces, qué menos que estudiar la situación e intentar allanarte el camino.

Pues bien. No sólo te lo estás allanando cuando ves la manera más fácil de incorporar el hábito deseable a tu rutina diaria. También te lo allanas cuando te haces más difícil la ejecución del mal hábito.

Volvemos al ejemplo de la lectura. Tu hermano está leyendo en la terraza y tú ya tienes el libro en la mano. Pero, antes de salir donde está él, enciendes el ordenador para mirar tu correo o, quizás, le echas un ojo a la tele, para ver la programación.

¡Horror! Los aparatitos te han atrapado más rato de la cuenta. Casi se han comido los 15 minutos que ibas a dedicarle a la lectura.

Claro, como tú estás acostumbrado a mirar la pantalla cada día a esa hora, lo has hecho sin pensar. ¿Solución? Ponértelo más difícil: Cambiar el ordenador o la televisión de sitio, por ejemplo.

Yo puse esto en práctica cuando quise adoptar el hábito de comer más fruta, pero tenía el mal hábito de agarrar los dulcecitos de la cocina después de comer. Lo hacía automáticamente cada día.

Tener fruta de mi gusto en casa y hacer todo lo demás sencillo no bastaba. Tuve que ponerme difícil mi vicio por los pasteles. Y lo único que funcionó fue dejar de comprarlos. 😀

Al principio los eché de menos. Ya no. Ahora como golosinas de la Naturaleza (o sea, fruta). Ponerme difícil el mal hábito hizo más fácil incorporar el hábito saludable a mi rutina.

Espero que esto te sirva con algún hábito saludable que te esté costando trabajo incorporar a tu rutina. Fíjate en qué malos hábitos interfieren. Haciéndolos difíciles también estás haciendo más fácil adquirir el bueno.

Imagen de ana™

Relacionado:


Categoría:

Comentarios
2 respuestas a «¿Un mal hábito? Póntelo difícil»
  1. Orlando Tovar

    Yo quiero hacerme el hábito de estudiar, veo tutoriales, pero como lo hago en la PC me distraigo entrando a otro sitio (como este de hecho Jaja), pero poco a poco voy lográndolo. Me presiono a mí mismo para hacerlo, aunque no sé si eso sea del todo bueno; lo que sí es que me ha funcionado.

    ¡Saludos lectores!

    1. Casandra – TBM

      Hola, Orlando. Puedes probar con muchas cosas. Seguro que alguna funciona. 😉 Te voy a sugerir un esquema basado en una técnica que suele ser muy efectiva (la técnica Pomodoro).

      1) Aparta un tiempo para estudiar. ¿Qué tienes, dos horas? Las que sean.
      2) Divide lo que te vas a estudiar (por páginas, capítulos…).
      3) Hazte con un temporizador y ponle 30 minutos.
      4) Salte de Internet y dile al mundo que no te moleste.
      5) Ponte el turbo en esos 30′ y dale caña a las páginas o al capítulo que te estés mirando.
      6) Transcurrido ese tiempo, tómate un descanso de 10 minutos (sólo diez).
      7) Repites lo anterior hasta que termina tu tiempo de estudio.

      Después de estudiar (justo después) recompénsate paseando por internet, viendo una película o lo que sea.

      Ojalá que te sirva de algo. Ánimo. 🙂