Si fuera tan sencillo motivarse para hacer ejercicio físico, contemplaríamos más cuerpos fibrosos y bien definidos por la calle.
Admitamos que, muchas veces, cuesta arrancar y, más todavía, hacer del ejercicio un hábito tan enraizado en nuestra vida cotidiana como el dormir o el comer.
¿Qué hacer para que resulte más sencillo? Sobre eso mismo vamos a apuntar algunas ideas.
1. Elige bien tu indumentaria
La ropa ayuda mucho a que entres en situación. A la hora de mover el cuerpo, elige un atuendo con el que te sientas a gusto y que, por supuesto, vaya a tono con la actividad que piensas realizar.
Éste es un «detalle» que influye más de lo que parece.
2. Apunta tus citas con el ejercicio
Cada vez que hagas ejercicio, márcalo en tu calendario. Intenta no romper la cadena y contempla la enorme hilera de días de entrenamiento que vas completando.
Sí, es un recurso simplón, pero da buenos resultados.
3. Motívate a tope
Mira a gente hacer ejercicio para que se contagien las ganas. Lee experiencias de gente que lleva tiempo practicando la actividad que a ti te interesa.
Piensa en las razones fundamentales por las que quieres hacer ejercicio. ¿Qué beneficios quieres obtener de la actividad?
Busca el modo de inspirarte para sentir el deseo de transpirar por todos tus poros.
A cada persona le mueven cosas diferentes. ¿Qué funciona para ti?
4. Diviértete
Enfoca el ejercicio como un premio, que puedes disfrutar a la par de tu música preferida, por ejemplo.
Hay muchas maneras de hacer amena la actividad física. Elige las que más se adapten a tus gustos. Porque, cuanto más te diviertas haciendo ejercicio, menos te costará motivarte la próxima vez.
5. Añade variedad
Tiene mucho que ver con lo anterior: Procura añadir novedades a tu rutina. ¿Qué tal un poco de baile, por ejemplo? ¿Y qué tal una carrerita en la playa?
Es que, si todos los días haces los mismos ejercicios, pasa lo mismo que si almorzaras cada día lentejas: Terminas aburriéndote.
6. Busca compañía
Esta idea es buenísima. Es mucho más fácil motivarse a dúo o en grupo, que cada uno por su cuenta.
Si puedes, busca a alguien con quien compartir este momento (un amigo, un familiar, un vecino, un club deportivo…).
No sólo te costará menos arrancar. Si te pasa como a mí, también progresarás más rápido. ¡Comprobado!
(Algún día hablaré de esta experiencia, por si le sirve a alguien.)
7. Trázate objetivos
Trázate metas razonables, que puedas medir y ponte plazos para lograrlas. Por ejemplo: Voy a correr veinte kilómetros esta semana.
8. Recompénsate
Cada vez que triunfes con alguno de esos objetivos, hazte un homenaje: ¿Estrenar zapatillas nuevas? ¿Salir al cine?
Ya sabes, algo que te guste y que sea proporcional a tu logro.
Y no le quites importancia a lo que has conseguido, aunque llegue algún cenizo y te diga: «¿Veinte kilómetros? Yo hago cuarenta.»
¡Bah! Ni caso. ¡TÚ has hecho veinte! Que era lo que querías. Y la cosa no acaba ahí, porque tienes mucha cuerda para seguir adelante.
Vas a ver que, si pones en práctica esas ideas, te costará menos trabajo sacudirte la pereza a la hora de arrancar. (Eso espero.)
Yo, que soy una perezosa mayúscula, he probado todas las de la lista. Y, a día de hoy, estoy cada vez más contenta y motivada para hacer ejercicio. Ojalá que te pase algo similar.