Aquí tienes una técnica simple, efectiva y muy practicada por gente de éxito.
El cómico Jerry Seinfeld no se complica la existencia a la hora de desvelarnos el secreto de su productividad: «No rompas la cadena» (Don’t break the chain).
¿Simple? Pues sí.
- Agarras un calendario con números bien hermosotes (grandes) y lo cuelgas en la pared.
- Eliges una actividad para realizarla cada día, así llueva o haga sol.
- La haces un día. Marcas una «X» en rojo sobre él.
- La haces al siguiente. Marcas otra «X».
- Y, cuando llevas unos cuantos, ya tienes una cadena.
Te cuento esto y lo que sigue en el vídeo. Si prefieres la versión escrita, la tienes debajo.
¿Cuál es tu misión? Que no se rompa la cadena.
Esta técnica, tan simple, es muy eficaz y motivadora para adquirir nuevos hábitos.
Aunque, si deseas adquirir varios, lo recomendable es que empieces primero con uno y, cuando ya tengas una cadena larga (de 3 semanas o así), sigas con el siguiente.
Y también te ayuda a ser más eficiente con esas tareas que tú decides hacer a diario, evitando la procrastinación.
Elijamos 3 para poner el ejemplo (no pueden ser muchas más): hacer ejercicio, estudiar y limpiar.
¿Cómo lo llevas a cabo?
Estableces un mínimo para esas tareas: 30 minutos de ejercicio, 30 de estudio y 15 de limpieza, por ejemplo. Cada día que las hagas, marcas una «X».
¿Parece poco? Cuando lleves una cadena larga de días, verás que no es tan poco.
Como mi ejercicio favorito es caminar, cuando le declaré la guerra al sedentarismo yo solía hacer esto mismo.
No tenía el gusto de conocer a Seinfeld. Pero, admitámoslo: Este truco es más viejo que la tos.
Mi objetivo diario era caminar 6 kilómetros. Y, cada día que lo hacía, iba anotándolo en una libreta.
Ciertamente, es muy motivador mirar atrás y ver la cantidad de kilómetros que has hecho. Eso mismo te va animando a seguir adelante y, como en mi caso, a ir aumentando la distancia.
Además, si lo deseas, para cuando lleves cierta cantidad de días sin romper esa cadena, puedes fijar tu propia recompensa: irte una tarde al cine, regalarte alguna cosilla… lo que tú veas.
Claro que hay un problema: Cuando la cadena se rompe, hay que volver a comenzar.
¿Cómo evitas que se rompa la cadena?
Poniéndote la sesión o ejecución de mañana MÁS FÁCIL.
Vamos con sugerencias, que puedes adaptar (o no) al hábito que estés intentando fijar en tu repertorio.
➜ Haz la sesión amena. Por ejemplo, si haces ejercicio, introduce variedad en lo que te toque hacer mañana.
➜ Termina la sesión de hoy con una parte divertida o que te sepas muy bien. Por ejemplo, si estás aprendiendo un idioma o tocando un instrumento.
➜ Prepara la sesión siguiente (ropa, materiales, alarmas, esquemas) de tal manera que te tropieces con ella y sea complicado decir “NO”. Una buena organización disminuye la procrastinación. 😉
➜ Déjate una parte por completar (aprovechando el efecto Zeigarnik). Si estás leyendo/estudiando, echa un vistazo rápido a lo que sigue y quédate con “hambre” para mañana. Si estás pintando, guarda pinceladas cruciales para el próximo día.
➜ Recompénsate cada vez que anotes una X en el calendario. Observa la cadena. Piensa en tu progreso.
Lo anterior son ejemplos. Tú eres quien ha de ingeniárselas para hallar qué va a ser lo que mañana haga más fácil que cumplas con tu hábito.
¿Qué pasa cuando se rompe la cadena?
Se romperá. No puedes estar todos los días de tu vida haciendo lo mismo indefinidamente. Hay días de vacaciones, de imprevistos, días que requieren que atiendas otros asuntos o días en los que sacas los pies del plato.
Para esos días «especiales», coloca otro símbolo en el calendario en lugar de la «X». Elige el que más te guste.
Y, ya que pasen, vuelve a empezar la cadena sin desmotivarte. Cuando has elegido hacer algo que cambia tu vida a mejor, no le des tanta importancia a que te saltes un día.
Sigue con tu hábito.
Piensa en porqué quieres hacerlo, en porqué es bueno para ti. Y así volverás un día tras otro a marcar tus «X». Quizás esta nueva cadena sea más larga que la anterior… Prueba.
Lo bueno va a ser el día que te dé por sumar todas las cadenas, con todas esas «X» representando tu tiempo y esfuerzo. Ya verás como te dan ganas de hacerte un homenaje. O, aunque no te den, te lo mereces.
¡Vamos! ¡Sigamos sumando!