4 Cosas que amenazan tu fuerza de voluntad

Cuando te planteas un objetivo a largo plazo, necesitas fuerza de voluntad para superar las tentaciones que encontrarás en el camino.

Pero la realidad no es tan simple, porque hay tentaciones más fáciles de superar que otras y porque la fuerza de voluntad no es constante.

Ya lo habrás notado. Un día cualquiera tienes ante ti la decisión de sucumbir al placer inmediato y te cuesta horrores resistirte. Sabes que no es la mejor decisión, pero cedes.

¿Dónde rayos está la fuerza de voluntad?

Pues, quizás, haya sido mermada por alguna de estas cuatro circunstancias.

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1. El malestar psicológico

Ansiedad, estrés, ira… El sufrimiento o malestar psicológico afecta a la fuerza de voluntad.

Necesitamos escapar del dolor. Es instintivo. Lo mismo que ocurre cuando nuestra mano toca algo que quema y retiramos la mano rápidamente.

Cuando estamos en esos momentos de sufrimiento, somos más propensos a caer en el placer inmediato. Éste supone un alivio, un escape. Y ahí es donde perdemos de vista el objetivo que nos habíamos propuesto.

Si esto sucede, hemos de ocuparnos de ese dolor; de qué lo provoca; de cómo superarlo. Si no lo hacemos, continuará socavando nuestra fuerza de voluntad.

2. La privación

¿Qué ocurre cuando nos privamos durante un largo tiempo de algo que deseamos mucho? ¡Uy! Cómo lo echamos de menos…

Ahí está el ejemplo de las dietas de adelgazamiento muy estrictas, en las que hay alimentos prohibidos que llevan a quien las realiza a desearlos más cuando hace siglos que no los prueba. ¿Cómo resistirse?

La palabra clave en este caso parece ser: moderación, que ya sabemos que consiste en no privarse por completo de esas pequeñas tentaciones, para evitar desearlas tanto.

Claro que la moderación no suele funcionar cuando hay un problema de adicción o de compulsión de por medio. En ese caso, no queda de otra que resistir hasta que pase ese duro sentimiento de privación.

3. La disponibilidad

Resistirse es más fácil cuando la tentación está lejos. Porque a ver quién es el guapo que se resiste a eso que tanto desea cuando lo tiene continuamente al alcance de la mano

Ahí está nuestra pobre fuerza de voluntad echando un pulso constante. ¿Ganará la tentación? ¿Aguantaremos por nuestro propósito?

Un gasto de energía colosal, vamos.

¿El remedio para evitar el desgaste? Muy fácil. Siempre que sea posible, al ver llegar la tentación, correr en sentido contrario.

4. La racionalización y los tratos

A veces somos auténticos maestros mintiéndonos a nosotros mismos. Tenemos a la fuerza de voluntad luchando por imponerse y nos colocamos de lado de la tentación. ¿Cómo?

Racionalizando o, lo que es lo mismo, buscando una excusa convincente del tipo: «Por un bombón no pasa nada» o «Si no estudio hoy, tampoco es tan grave«.

El problema con la racionalización es que, lentamente, va mermando la capacidad para resistirse. Y lo mismo pasa con los tratos.

Los tratos son esas «promesas» del tipo: «Hoy me como todo este chocolate y durante la semana haré ejercicio para quemarlo.» Igual que lo anterior, pero acallando la conciencia; más tarde haremos algo que compense el desliz.

Claro que ese «más tarde» también está lleno de tentaciones. Algo que se podría resolver de manera sencilla: «pagando» por anticipado.

Es decir, podemos permitirnos el chocolate extra (o lo que sea) después de haber hecho ejercicio durante varios días seguidos. O ir al cine, después de haber estudiado toda la semana.

Así, la tentación deja de ser tal para convertirse en una recompensa merecida, ¿no?

 

Está bien lo que hemos aprendido hoy. Lo recogemos de Psychology Today: Four Things That Undermine Your Willpower.

Imagen de Foto Pamp


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