Autocontrol: Técnicas útiles para vencer tentaciones

Con la palabra “tentaciones” nos vamos a referir a esas distracciones que podrían apartarnos de nuestro propósito.

¿Cuál puede ser? Dejar de fumar, evitar la comida chatarra, no caer en el placer efímero de jugar la tarde entera con un videojuego dejando de hacer el trabajo, etc.

A veces es muy difícil resistirse al placer inmediato, por mucho que nos hayamos preparado para saltar los obstáculos y por motivados que estemos con nuestro reto.

La tentación llega como un tsunami y hemos de mantenernos firmes. ¡Oh, cielos! ¿Cómo?

En Lifehack nos explican que estas distracciones suelen ser de dos tipos:

Distracciones externas que provocan reacciones internas

Se producen cuando el entorno te “empuja” a caer en la tentación que sea.

Por ejemplo, imagina que has decidido no probar las bebidas alcohólicas y acudes a una fiesta o reunión donde los asistentes te instan a tomarte una copita. A ti, en ese momento, te dan unas ganas locas de saltarte tu propósito.

Tienes dos formas de afrontar este tipo de tentaciones que llegan de fuera:

• Evitar de antemano las situaciones donde puedas correr ese riesgo: Ya sabes que el entorno juega un gran papel en ciertos propósitos que te marques. En el ejemplo, con no ir por un tiempo de fiesta o con gente de mucho beber, te lo pondrías más fácil.

• Reafirmarte en tu propósito claramente: Si no puedes evitar la situación o si no quieres hacerlo, tienes la opción de mantenerte firme ante cualquiera que llegue a ponerte la tentación en frente. – No quiero, gracias.

Podría pasar que te tomaran por arrogante, antipático, aburrido… ¿Y qué?

La gente que te quiere y te respeta, lo va a entender. Lo que piense el resto no importa. Eres tú el que va a afrontar las consecuencias de tus actos, no ellos.

Pensamientos que desencadenan la acción externa

Otras veces no necesitamos a nadie que nos ponga la tentación en bandeja. Algo dentro hace “click” y sentimos la compulsión de hacer lo contrario de lo que nos hemos propuesto.

Por ejemplo, llevas días sin fumar. Has aguantado bastante y, de repente, un día sientes unas ganas inaguantables de encender un cigarrillo y te vas a comprar un paquete.

También aquí hay dos opciones:

• Pensar en otra cosa: El truco no es que pienses en no hacer lo que no puedes. – ¡Qué tortura! ¡No, no puedo fumar! Nada de eso. Tú, respira profundamente y lleva tu mente por otros derroteros. Levántate, muévete y vete a hacerle fotos al ocaso, por ejemplo. Estarás venciendo la distracción “mala” con una “buena”.

• Posponer: Ésta es una de las mejores técnicas que te vas a encontrar para afrontar la tentación que sea. No la niegues cuando llegue. Déjala para más tarde; que se vaya aplacando. Verás que, conforme sientas que tienes tú las riendas, te vas haciendo más fuerte que ella.

Y para cuando la tentación nos acorrala, podemos ponernos en la piel de un buen ajedrecista, que piensa bien la jugada antes de levantar la pieza del tablero.

¿Qué es lo mejor que puede pasar?

A veces idealizamos el momento de placer. En el ejemplo, después de días sin fumar, si encendemos el cigarrillo viviremos unas horas o minutos libres de ansiedad.

¿Y luego qué? ¿Ese placer compensa que echemos por tierra nuestro propósito?

No hay más remedio. En ocasiones hemos de decir que no a ciertas distracciones para conseguir el objetivo que nos hemos propuesto.

Pero, cada vez que superamos alguno de estos obstáculos o incluso cada vez que nos hacen caer, aprendemos algo nuevo para la próxima. La experiencia nos hace a todos más pillines. 😉

Fuente: How to Overcome Distractions

Imagen de J. Paxon Reyes