Llegan momentos en los que nos atascamos dando vueltas sobre un mismo asunto, hasta que nos atrapa.
Ya lo dijimos. Pensar es bueno, claro. Pero pensar demasiado, cuando estamos agobiados por algo, no lo es. Por higiene mental, básicamente.
Necesitamos aclararnos, refrescar la mente, para no acabar distorsionando el problema y nadando en la negatividad. Después estaremos en condiciones de hacer un mejor análisis.
Pero, ¿cómo oxigenarnos un poco? Ahí van opciones…
Distráete
Corta con la marea de pensamiento adentrándote en una actividad distinta.
Aquí tienes variadísimas opciones. Por ejemplo: las actividades manuales o físicas (tejer, montar una maqueta, bailar…). Con éstas, el cerebro se ve obligado a dar menos vueltas sobre lo mismo, al tener que estar pendiente de más cosas.
Pero también puedes decantarte por una actividad que requiera concentración exclusiva, como ver una película de trama consistente o hacer los ejercicios del libro de álgebra avanzada.
¡Basta ya!
¿No sirve lo de cambiar de actividad? ¿Tu mente sigue girando sobre lo mismo? Entonces, necesitas la técnica del «Stop».
¿Qué tal si llevas una gomilla (de ésas del pelo) en la muñeca? Cuando veas que vas a entrar ese bucle, agarra la gomilla y dale un tironcito. Es la señal (recordatorio) que sirve para parar inmediatamente.
Si no usas lo anterior, puedes decir en voz alta «¡No!» o «¡Basta!» (de forma discreta si estás en un lugar público).
A mí me funciona esta técnica muy, muy bien.
Da el primer paso
Si es el miedo lo que te tiene paralizado o zozobrando, lánzate ¡ya! Da el primer paso, aunque sea pequeñito.
Ya está bien de esperar y esperar, rezando a todos los santos con el agobio encima. Eso no te va a servir para salir de ese estado.
Da el primer paso. ¡Haz algo! Quizás no sirva de mucho, pero te pondrá en el camino. Sólo así comenzarás a avanzar y a ganar impulso.
Evita las trampas
Puedes rodear los cepos que intuyes que te van a atrapar.
Si, por ejemplo, te agobia algo relacionado con el trabajo, ten tus tácticas para separarte y desconectar cada día.
Si es una persona del entorno la que te arrastra a ese pozo de negatividad, pasa menos tiempo con ella.
.
Todas estas ideas no son una invitación para darle la espalda a los problemas. Al contrario, se trata de no quedar atrapados por ellos, perdiendo tiempo y ganando en ansiedad.
Ya sabes, ¡despéjate!
Basado en: How to Stop Overthinking Everything, de Lifehack.
También pueden servir en este caso unas técnicas para atajar ese tipo de pensamientos que, de tanto en tanto, se te pegan a la mente como un chicle y no salen ni con espátula: los pensamientos intrusivos.
Imagen de Mait Jüriado