Hay personas que llevan tanto tiempo fumando que apenas recuerdan cómo era su vida antes de que llegara el tabaco.
Durante muchos años, fumar ha sido una recompensa, un pasatiempo; la manera de afrontar el aburrimiento, la ira, la ansiedad, la tristeza, la frustración o cualquier otra emoción que surgiera.
Después de tanto y tanto tiempo, los fumadores añejos han perdido recursos para manejar sus emociones sin acudir al tabaco.
¿Es tu caso? Si es así, cuando dejas de fumar te enfrentas a un doble problema: Por una parte, la dependencia física; por otra, la psicológica.
Cuando suprimes los cigarrillos, dejas de hacer algo que has estado haciendo durante muchísimos años. Antes te ayudaban con tu gestión emocional. Ahora, te las tienes que apañar sin ellos. ¡Y no es fácil!
Sé paciente y comprensivo contigo. Es muy normal que te sientas nervioso, cansado, irritable o muy triste recién dejas de fumar. Además de echar en falta la nicotina, tu cerebro extraña «eso» que formaba parte de tu ritual diario.
Dejar de fumar es un proceso que lleva su tiempo. Es totalmente razonable que te sientas fatal al principio, porque toda tu vida está afectada por el cambio.
Tómatelo así, como algo absolutamente normal, que irá mejorando conforme pasen los días. A pesar de las diferencias individuales, los futuros no fumadores pasan por este túnel. Digamos que es el peaje hacia la libertad.
Busca soluciones
En lugar de dejarte ahogar por el malestar, intenta encontrar recursos nuevos para manejar tus emociones. Prepárate para tu vida de no fumador planeando cómo te vas a enfrentar a distintas situaciones.
Por ejemplo: ¿Qué harás para relajarte? ¿Y para concentrarte? ¿Cómo te recompensarás por el trabajo bien hecho?
¿Cómo manejarás las discusiones y el estrés? ¿Qué harás cuando te sientas muy triste? ¿Y cuando quieras sentirte mejor después de un día largo y trabajoso?
Si se te ocurren pocas ideas, tranquilo. Es normal. Lo suyo es que lo pienses detenidamente.
Así, seguro que encuentras alternativas que te interesen, que te calmen, que te inspiren, que te entretengan y te reconforten.
Quizás recuerdes algunas de ellas de tu vida de no fumador anterior a la etapa humeante. Otras, puedes considerarlas tomando ejemplo de quienes han tenido éxito dejando el tabaco. Otras más, las incorporarás por iniciativa propia… ¡Y funcionarán!
Todas están ahí, las veas justo ahora o no. Todas esperan formar parte de tu vida nueva, donde responderás a tus necesidades emocionales sin acudir a… ya sabes qué.