He aquí unos ejercicios respiratorios para relajarse en un momento de necesidad.
Si estás en un apuro, que se pare el mundo. Dedica unos minutejos a restablecer la calma.
7 Ejercicios respiratorios a practicar
Cuando estás fastidiado o con los nervios de punta, a ver si encuentras algún ejercicio más rápido, sencillo y efectivo que este: respirar profunda y tranquilamente.
Tus problemas no desaparecen al entornar los ojos y respirar despacio. Pero, en instantes, tu estado es otro: uno más despejado, calmado y consciente.
Como seguro que has constatado lo anterior por ti mismo, aquí vamos a apuntar algunos ejercicios que tienen que ver con la respiración. Lo mismo, hasta eliges uno para hacerlo ahora.
No sería mala idea.
1. Respira “in crescendo”
Inhala y exhala el aire despacio, cuatro o cinco veces.
Comienza gradualmente a hacer las inhalaciones y las expiraciones más lentas (medio segundo, un segundo o dos, cada vez).
Cada vez que inhales/exhales intenta llenar/vaciar al máximo tus pulmones; hasta “el tope”.
Ya está. Un ejercicio simple con grandes resultados.
2. Concéntrate en un punto
Dirige tu vista hacia un punto pequeño. Puede ser el pomo de la puerta, un interruptor, un detalle en la pared.
Fija ahí tus ojos, mientras comienzas a respirar lenta y profundamente.
Esto no solo es relajante, sino que te viene de perlas si pretendes concentrarte. De hecho, este ejercicio está también recopilado aquí: 11 Ejercicios para entrenar la concentración.
3. Tensión / Relajación
Siéntate en una silla. Inhala. Y, durante la inspiración, procura tensar tus músculos cuanto puedas.
Contrae los músculos de tu cara hasta hacer una mueca: frunce el ceño; cierra los ojos con fuerza… El resto del cuerpo, igual. Aprieta los puños y hasta los dedos de los pies.
Inclina poco a poco la cabeza hacia las rodillas.
Cuando exhales, sopla de un tirón (que la respiración sea audible), mientras vas liberando los músculos, descansándolos.
Un ejercicio ideal para relajar el cuerpo en un “pis-pas” y eliminar pequeñas tensiones.
4. El saludo al sol
Si prefieres estar de pie, levántate.
Despacio, ve llenando de aire tus pulmones con los brazos estirados hacia arriba. Ponte de puntillas y levanta bien la cabeza.
Al exhalar, regresa lentamente a tu posición original.
Este es para estirar los músculos, de paso que se relaja tu castigado cuerpecillo.
Siguen otros tres que nos enseñan en este artículo de PsychCentral. También funcionan para un momento de tensión aislado.
5. Uh-Uh-Uh
Pese al nombre, no se trata de que te cuelgues de la lámpara imitando a un chimpancé.
¿Has visto u oído hablar de esos ejercicios de preparación al parto? Pues este es parecido.
Procedimiento: Cuando te sientas a punto de estallar, aléjate del mundo. Quédate a solas. Respira profundamente, contando mentalmente hasta 5. Para expulsar el aire, hazlo en 5 ó 6 “golpes”, pronunciando ese “uh” del título. Repítelo varias veces.
6. Respirar alternativamente por los orificios de la nariz
Este ejercicio lo puedes hacer donde te plazca, porque no es tan “llamativo” como el anterior.
Tapa un agujero de tu nariz y aspira el aire con el otro por un espacio aproximado de 5 segundos. Expulsas el aire lentamente y luego haces lo mismo con el otro.
Lo más importante es concentrarse en la respiración, ¿eh? No pienses en otra cosa.
7. Cantar o bostezar
Cantar es un extraordinario ejercicio respiratorio, ideal para aliviar tensiones.
Si no te apetece, también puedes abrir la boca simulando un bostezo (y haciendo sonido de bostezo) unas 10 veces. En un minuto estarás relajado.
Espero que te sirva alguno. A mí el de cantar me va bien. 🙂