Ideas para no fumar mientras estudias o trabajas

Una manera muy efectiva para resistir el impulso de fumar es… ¡salir corriendo! (literalmente). A mí me ha funcionado muy bien el truquito de realizar una actividad física para aplacar la urgencia de encender un cigarrillo.

¿A ti también? No lo dudo. Fumar es incompatible con hacer ejercicio. ¿Acaso puedes fumar mientras sudas moviendo el cuerpo frenéticamente?

Bien. Pero… ¿qué ocurre si has de permanecer sentado un buen número de horas durante el día?

¿Qué haces si estudias o trabajas pegado a un escritorio durante 8 ó 10 horas? No puedes interrumpir lo que haces para salir corriendo a cada rato (en mi caso, no).

Yo me enganché al tabaco mientras estudiaba. Y poco a poco lo fui necesitando cada vez más.

Por ese entonces pensaba que dependía del tabaco para concentrarme. (¡Oh, infeliz!) Hasta que supe que lo único que hacía era calmar el mono de nicotina.

Pero ya era tarde. Estaba demasiado enganchada. Terminé los estudios, comencé el trabajo y seguí con el hábito de fumar.

La gracia es que puedo realizar otras actividades sin acordarme de fumar, pero ésta, no.

No fumar mientras estudias o trabajas

¿Te ocurre algo parecido? ¿Necesitas la nicotina para que tu mente funcione?

Pues, en lugar de darlo todo por perdido y seguir fumando mientras trabajamos, ¿qué te parece si aportamos ideas para afrontar esta situación?

Ahí van cinco.

cinco

1. Planear un período de menos actividad mental

Si eres estudiante, puedes elegir un período de vacaciones para romper con la asociación estudios-cigarrillos.

Si trabajas por tu cuenta, elegir una época de menos actividad o planearla por anticipado.

Es una buena idea. Cuestión de estudiarla.

2. Hacer descansos más frecuentes

Seamos sinceros: Mantener la concentración a tope en una misma actividad mental durante dos horas seguidas es muy difícil. Dime tú quién lo hace.

Realmente, es más productivo trabajar en bloques de 20 ó 30 minutos introduciendo mini-descansos entre ellos. Se fume o no se fume.

En nuestro caso, no fumaremos. Aprovecharemos para subir y bajar la escalera o para tirarnos de los pelos por el pasillo. Cualquier cosa, menos fumar.

3. Acudir a técnicas respiratorias

Cierto. Estamos en el escritorio y no es viable contrarrestar las ganas de fumar haciendo 30 minutos de aeróbic.

Lo que sí podemos es echarnos hacia atrás y respirar profundamente durante 2 ó 5 minutos.

Ejercicio simple, que es mano de santo para la ansiedad. ¡Hala! Otro cigarrillo menos.

¿Te interesan otros ejercicios que tengan que ver con la respiración? Aquí hay más, para añadirlos al inventario.

4. Proveerse de sustitutos saludables

Agua, mucha agua. Eso que no falte. Lo demás depende de tu gusto o necesidad: chicles corrientes, caramelitos sin azúcar, zanahorias, etc.

¿Para mantener las manos ocupadas? Bolígrafos (preferentemente metálicos), bolas anti-estrés o cualquier objeto que puedas morder sin consecuencias fatales para tu dentadura.

También están otras ayudas, como los chicles o los parches de nicotina. No son propiamente sustitutos de esa sustancia, pero sí del cigarrillo y, si los necesitas, también pueden ayudarte a romper con la asociación cigarro-escritorio.

5. Si todo falla, salir pitando

La cosa se pone negra. Ni chicles, ni parches, ni agua bendita. No puedes concentrarte y el mono hace su escalada violenta hasta la locura. (Cómo me gusta el drama…)

Dejémoslo todo y, ahora sí… ¡a salir corriendo! Más vale suspender, quedar mal o escribir un artículo de porquería (como éste) que volver a fumar.

Aunque una salida más sensata en este caso sería trabajar en un lugar donde no se permita fumar. La biblioteca, por ejemplo.

A fuerza de ir venciendo cada urgencia, una por una, cada día somos más fuertes y más libres. Podremos volver a concentrarnos sin tener un cilindro maléfico en las manos. Ya está más cerca ese momento.

¿Acaso no nos concentrábamos bien cuando no éramos fumadores? ¿Acaso mamá nos enseñó a leer mientras dábamos caladas a un puro? ¿No, verdad?

Pues, eso: Que nuestra cabeza funcione sin humo alrededor. ¡Allá vamos!


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