¿Quién no sabe lo que es una mala experiencia?
Hasta llegar aquí hemos pasado por unas cuantas, entre fracasos, mentiras, heridas en el cuerpo, en el alma… y otra serie de adversidades.
Después de todo, esas experiencias forman parte de la vida, como también lo hacen las experiencias más dulces.
De acuerdo. Pasar por esos malos ratos no es plato de buen gusto. Pero, aun así, de todas esas adversidades puede salir algo positivo.
Probablemente, coincido contigo en que ese “lado bueno” es difícil de ver apenas hemos sido golpeados; cuando aún nos sentimos confusos, doloridos, enfadados, tristes o con ganas de que se nos trague la tierra.
No obstante, ahí está. Para empezar, por eso que hemos comprobado tantas veces:
De las experiencias, se aprende
Hay maneras más agradables de aprender que a través de una mala experiencia. También estamos de acuerdo ahí.
Pero, ya que se ha producido el desastre, ¿por qué no extraer una lección que nos sirva para el futuro?
Esto lo hemos hecho todos. En ocasiones, nos hemos hecho un poquito más sabios después de pasar por alguna de esas malas experiencias. Y con el tiempo, hemos dejado atrás el asunto quedándonos con lo aprendido.
Aunque no queda aquí la cosa, porque de este aspecto positivo se deriva otro que también es innegable:
Podemos ayudar a los demás
Ese conocimiento acumulado “gracias” a los palos que nos da la vida también puede servirnos para entender mejor a otras personas y, porqué no, para ayudarlas si está en nuestra mano.
Vale. Escarmentar en cabeza ajena es menos efectivo que escarmentar en la propia. Pero, a veces, funciona.
Si, por ejemplo, te has sentido engañado por alguien que se aprovechó de tu falta de experiencia, ¿no hubieras deseado que alguien te ofreciera un consejo?
O en una relación de pareja, que se tornó tormentosa, ¿no hubieras querido que alguien estuviera allí para escucharte? Pues, ahora mismo, estás ahí para escuchar, para orientar, para animar a esa persona que te necesita.
¿Por qué? Porque tú ya pasaste por eso. Porque esa lección amarga que aprendiste, además de servirte a ti, puede ser útil para otros; puede mejorar sus vidas.
Así, las malas experiencias dejan de ser unos simples episodios indeseables de la vida mostrando su lado positivo, que también lo tienen.
Comentarios
2 respuestas a «El lado más positivo de las malas experiencias»
yo creo que sí, siempre y cuando seamos capaz de crear un hábito para extraer los positivo para una ayuda futura
Cuestión de ir practicando, entonces. Seguiremos en ello, Janel. Gracias por pasarte por aquí. 🙂