Te gustaría caminar un poco al terminar de trabajar. O, más bien, tener las ganas de hacerlo. ¿Es así?
Hoy nos vamos a dar a esa misión complicada. ¿Qué te parece si la empezamos?
Salir por la mañana a correr o caminar es más sencillo que esto, ¿sabes? Por la mañana estás más fresco. Pero, en la situación que nos ocupa, llevas un montón de horas gastando energías, al pie del cañón.
¿De dónde vas a sacar la fuerza de voluntad para andar un rato después del trabajo, con las ganas que tienes de llegar a casa y relajarte a pierna suelta?
Vamos a apoyarnos en la motivación todo lo posible, ya que, como hemos dicho, la fuerza de voluntad está muy justita después de tantas horas de esfuerzo.
Para alimentar dicha motivación, piensa (en tu caso):
Reúne todas las razones que puedas. Esas serán la base de tu motivación. Lo que sigue es complementario, aunque confío en que alguna idea te sirva.
Cómo andar un rato después del trabajo… SIN EXCUSAS
Tranqui. Va a ser menos traumático de lo que suena. Aquí tienes 7 propuestas.
1. Póntelo fácil
Especialmente si lo has intentado antes sin éxito, póntelo fácil. Busca la manera.
Tal vez, con unas zapatillas muy cómodas para andar, eligiendo una ruta bonita, haciendo un paseo cortito para empezar.
2. Considera alternativas
Caminar es uno de los ejercicios más beneficiosos para lo simples que son. Pero, ¿y si a ti te van más otros ejercicios?
Hay muchas opciones para hacer ejercicio físico. Jugar y bailar, con bastantes modalidades cada una, están entre las alternativas.
Si no terminas de motivarte para caminar, podrías estudiar otras opciones más sociales (que quizás sea más tu estilo). No sé. ¿Clases de Zumba, tal vez?
3. No deliberes
Si hoy decides salir a andar después del trabajo, no lo pienses dos veces. Cuando pongas el primer pie en la calle, date una vuelta. Hazlo de inmediato.
No tiene porqué ser una vuelta larga. Es más sencillo construir el hábito si comienzas caminando poco tiempo… todos los días.
4. Date un mes de prueba
Agarra un calendario mensual y proponte caminar todos los días un poco al salir del trabajo. Un poco nada más. Aguanta el mes entero y ve marcando los días con una “X”.
Es muy posible que, cuando llegues al final, te des cuenta de que ya no te resulta tan difícil como los primeros días.
5. Subraya lo placentero
El malestar, como molesta, recibe más atención que las sensaciones agradables. Estás deseando llegar a casa y la frustración de no poder hacerlo, porque has decidido caminar un rato, es la protagonista del momento.
Mal vamos. Así cada vez vas a tener menos ganas de caminar a esas horas. Intenta desplazar ese pensamiento y volcar tu atención en lo positivo.
Por ejemplo, que vas a hacer un recorrido agradable, relajante, por una parte de la ciudad que te gusta mucho en esta época del año.
O que, después de llevar unos minutos caminando, sientes las piernas más ágiles y te gusta la sensación de tu cuerpo moviéndose.
¿Y si no ves nada positivo o placentero? Entonces, ponlo tú.
6. Sé creativo
- Tal vez sea un poquito de música. O escuchar un podcast o un audiolibro por el camino.
- Puede que quieras invitar a un compañero/a, a quien también le interesa andar un rato por las tardes.
- Quizás decidas pasarte por casa de tu tía para sacar a pasear a Harry, el perro. Y, gracias a Harry, ligues con otros propietarios/as de perros. (Vale. Esto es otra historia.)
- Se te puede ocurrir reforzar tu fe, yendo a pie cada día a un centro religioso que esté a varios kilómetros de donde trabajas.
- Puedes reforzar tu sabiduría, yendo a pie a una biblioteca.
- O puedes convertir la caminata en un juego. (Ahora comento este.)
Seguro que se te ocurre la manera de sacarte a pasear y de hacerlo una experiencia agradable, aunque necesites probar varias cosas hasta dar con lo más efectivo.
7. Date tu recompensa
Sí, además de lo anterior. Mira qué experiencia se nos está quedando, ¡madre mía!
- Arrancamos con unas razones principales al inicio de la entrada. Esa es la motivación intrínseca. Caminas por tu salud o para bajar barriguita, por ejemplo.
- Seguimos con el propósito de convertir el momento mismo en una experiencia positiva, pasando un rato agradable.
- Y terminamos con un premio “extra”. Es la motivación extrínseca. Ya te dije que íbamos a tirar mucho de la motivación.
Por ejemplo, si decides convertir la caminata en un juego, podrías elegir una ciudad cercana (o no tan cercana) como destino. Y sumar todos los días los kilómetros que hicieras caminando.
¿El objetivo? Llegar a esa ciudad. Tardarás varios meses, si eliges una que esté retirada. Y, cuando llegues, te das tu recompensa.
Yo elegí una ciudad que está a más de 1800 kilómetros de mi casa. ¡Y, sí, llegué sumando los kilómetros! Claro que lo mío es más fácil, porque yo hago ejercicio por la mañana.
Para ponerte a andar después de trabajar, como te digo, necesitas tirar de la poquita energía que tienes, reponerla… O motivarte muy, muy bien.
De eso han ido estas ideas. Ojalá que te inspiren para dar con una receta que sirva en tu caso. Prueba con varias combinaciones… Y trata de disfrutar todo lo posible.
Muchas gracias por leer.