Motivación intrínseca o extrínseca. ¿Cuál te conviene?

En esta entrada vamos a ver en qué se diferencian la motivación extrínseca y la motivación intrínseca.

Y, a continuación, ponemos el foco en alimentar la motivación que nos sea más útil en lo que hacemos a diario que, en muchos casos, está conectado con objetivos importantes.

Para situarnos, la motivación es una energía que nos impulsa a conseguir nuestros objetivos, grandes o pequeños. Esa energía parte de un deseo.

Los expertos distinguen entre diversos tipos de motivación en función de la raíz del deseo.

¿De dónde viene? ¿Nos movemos por miedo, por obligación, por supervivencia, por satisfacción personal, por conexión con nuestro grupo…?

Es cierto que existen tipos de motivación diferentes. Para cada persona funcionan unos mejor que otros, dependiendo de su forma de ser y de las circunstancias que le rodeen.

Nos quedaremos con la distinción más elemental: motivación extrínseca y motivación intrínseca. Y descubriremos cuál alimentar para impulsarnos en nuestras misiones cotidianas.

Motivación extrínseca y motivación intrínseca. ¿En qué consisten?

motivación intrínseca y extrínseca

Motivación extrínseca

Se dice que la motivación es extrínseca cuando la persona pone el énfasis en la recompensa exterior. Por ejemplo: el sueldo en el trabajo, la aprobación social, popularidad, poder, etc.

También entra en este grupo el miedo: a perder el trabajo, al castigo, al rechazo, etc.

Motivación intrínseca

La motivación intrínseca, en cambio, surge de dentro. Puede que el logro del objetivo acarree consecuencias positivas en el exterior, pero se pone el énfasis en la satisfacción interior.

Ejemplos: practicar un hobby o cambiar un hábito para sentirse mejor con uno mismo.

Dentro de este tipo de motivación también se incluyen las cuestiones relacionadas con la moralidad o los valores personales: compromisos familiares, promesas, integridad personal, etc.

¿Cuál es la mejor?

Casi siempre nos movemos por una combinación de ambos tipos de motivación. Habrá ocasiones en las que lo exterior tenga más peso que lo interior y viceversa.

Suele decirse que, la mayoría de las veces, la motivación intrínseca produce mejores resultados en la consecución de los objetivos, pero no siempre es así.

Ahora vamos a analizar esto.

¿Qué tipo de motivación mejora tu productividad, la extrínseca o la intrínseca?

¿Qué es lo que a ti te motiva para terminar lo tuyo bien y en el tiempo convenido?

Quizás dependa del día, de la actividad en sí y de las fuentes de motivación a las que tú acudas con más frecuencia.

La motivación no es imprescindible para que cumplas con lo que te has propuesto hacer. Pero, qué duda cabe, facilita la labor muchísimo.

Cada uno de nosotros, elegimos motivarnos con cosas diferentes.

Para tareas simples y repetitivas, puede bastar ponerles un límite de tiempo y recompensarnos con lo que más nos guste cuando las terminamos. Eso funciona genial. Con la motivación extrínseca sobra.

Sin embargo, para las tareas largas y más complejas quizás sea más efectivo otro enfoque.

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Motivación pensando a largo plazo

¿Qué te sirve a ti para mantenerte motivado y productivo en objetivos/trabajos complejos de larga duración?

¿Poner una fecha límite? ¿El dinero? ¿El reconocimiento de los demás?

Seguimos con ejemplos de motivación extrínseca. Esos tres son motivadores externos muy poderosos.

Los dos primeros (la fecha límite y el dinero que ganes) te sirven para cumplir, pero no garantizan un trabajo bien hecho ni, mucho menos, que disfrutes con el mismo.

La valoración positiva de los demás sabe muy bien, pero no te conviene depender mucho de ella. Si es uno de los pilares de tu motivación, esta puede derrumbarse cuando ese reconocimiento no se dé o no corresponda con tus expectativas.

Todo suma. Esas recompensas externas y todas las demás, bienvenidas sean.

No obstante, lo que mejor suele funcionar para este tipo de proyectos largos y complejos es depender menos de la motivación extrínseca y alimentar más la motivación intrínseca.

Una metáfora para diferenciarlas

La motivación extrínseca es la zanahoria que le ponen al burro para que siga tirando del carro. Si falta la zanahoria, el burro se para.

¿Te imaginas que el burro no necesitara la zanahoria porque tiene claro dónde quiere ir, porque es importante para él y porque se siente bien tirando del carro? Eso es motivación intrínseca.

El burro no puede alimentar esa clase de motivación. Nosotros, sí (se supone).

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¡Arriba con la motivación… intrínseca!

El autor Daniel Pink identifica tres elementos cruciales en la motivación intrínseca:

(1) Libertad de movimiento: Autonomy

O la impagable sensación de estar haciendo las cosas a tu manera, eligiendo entre las opciones que más te convencen y ejecutándolas cuando tú lo crees oportuno.

A más autonomía, más satisfacción. Lo cual se traduce en un mejor desempeño.

No siempre cuentas con esta posibilidad. Por ejemplo, puede que trabajes para otra persona y esta te dé poca libertad para tomar decisiones en lo que haces.

Pero sí tiene cabida en los objetivos que dependen solo de ti: empezar un negocio o aprender algo nuevo, por ejemplo. Cuando tienes control sobre lo que haces, más te implicas y más te motivas.

Esto ya lo tienen en cuenta en muchas empresas, que ven cómo mejora la productividad cuando permiten que los empleados puedan controlar varios aspectos de su trabajo.

(2) El progreso personal: Mastery

Hay objetivos a largo plazo que son muy frustrantes al inicio. Por ejemplo, ponerte en forma, aprender un idioma nuevo o a tocar un instrumento.

Pasan las primeras semanas y no notas que hayas progresado mucho aunque sí se haya producido un avance visible, que podrías constatar si, desde el inicio, llevaras un registro diario de lo que vas haciendo.

La sensación de progreso te impulsa a dar los siguientes pasos. Aliméntala reconociendo lo que llevas hecho.

Y, para facilitar un progreso continuo, incrementa el nivel de dificultad progresivamente. Cada día, un pasito más.

(3) La finalidad de lo que haces: Purpose

¿Para qué haces lo que haces? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué vida quieres construir? Tener un propósito claro da un empuje tremendo.

No solo te mantiene enfocado en tu objetivo. Además, te da fuerza para superar los obstáculos que se presentarán.

Cuando los esfuerzos en las tareas que realizas cada día están orientados a dar cumplimiento a esa misión, te levantas de la cama con otros ánimos. ¿Cuál es tu misión?

Conclusión

Para los objetivos complejos que demanden mucho (creatividad, fuerza, constancia) te trae a cuenta reforzar la motivación que nace de lo más profundo de ti, más que apoyarte solo en las recompensas que lleguen del exterior.

En general, en esos casos es más efectiva la motivación intrínseca. Habrá que probarlo, ¿no?

Espero que te sirva. Gracias por leer.

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