Encuentras a personas inteligentes, despiertas, cuyo potencial te impresiona. Tienen recursos abundantes para plantearse objetivos de entidad.
Pero eso no quiere decir, necesariamente, que vayan a triunfar. Habrás visto, por tu propia experiencia, que no basta con tener un buen potencial. Hay que ponerlo a funcionar y aprender a usarlo para sacarle buen provecho.
Imagino que también conoces ejemplos de personas que, sin un talento excepcional, hicieron uso de los recursos con los que contaban y consiguieron llegar alto.
Cómo usas los recursos de los que dispones suele ser más importante que la cantidad o calidad de dones con los que la vida te coronó.
Obviamente, también están los talentosos que supieron cómo usar sus recursos, para triunfar en lo suyo y provocarnos variadas emociones al resto.
Los miramos con admiración, con sed de aprender. O puede que con un poquito de envidia o desmotivación: “Ay… Ojalá yo fuera así de inteligente…”
Pero es que esta persona no llegó donde está por haber nacido con un buen potencial. Tuvo que “moverlo” para que sirviera.
Seguramente, tampoco perdió mucho tiempo llorando, dudando o deseando cualidades que veía en otra persona. Porque perfecto no hay nadie.
Tanto el talentoso como el menos talentoso, reclutaron los recursos que tenían y los pusieron a remar rumbo a un puerto, con decisión.
Y tanto tú como yo, tenemos recursos que mover hacia delante. Unos recursos, “de fábrica”. Otros, los hemos ganado por el camino, gracias a que pusimos los primeros en acción.
Yo no sé cuáles son tus recursos, pero sé que los tienes y que no son idénticos a los míos.
De mis recursos, puedo decirte que son modestos. Unos brillan más (como la tenacidad) otros poquito (como la perspicacia). Ésos que tengo, procuro combinarlos para que remen juntos, dejando el papel principal para los más fuertes.
No tengo garantía (nadie la tiene) de que llegaré a buen puerto. Si llego, eso sí, es gracias a ese “combo”. Mientras tanto, lo voy haciendo más fuerte, que no es poca satisfacción.
Te invito a que tú también uses tus recursos y los combines. Sean los que sean, ponlos a remar hacia el puerto que tú decidas. Disfruta de ver en acción lo que tienes y de cómo avanzas con ello.
Tú tienes tu propio “combo”. ¡Muévelo!