¿Te pasas de optimista estimando el tiempo?

Te acuerdas de que necesitas recoger algo de la tienda. Cierran en media hora. Y te dices: “Ahora voy.”

Pero “ahora” no es “ahora”. Convencido de que te va a dar tiempo, sigues con lo que tienes entre manos y, ¡rayos!, cierran la tienda cuando apenas vas saliendo de casa.

Esas mentirijillas optimistas acerca del tiempo son muy habituales:

  • Mañana lo tengo listo.
  • Eso lo hago en 5 minutos.
  • Descuida. En cuanto termine esto, me pongo con ello.

¿Eres optimista estimando el tiempo?

No hay mala intención. Tú crees (y yo también) que hay tiempo suficiente por delante. Decimos: “Más tarde lo hago”, pensando que va a ser así.

Pero el tiempo se esfuma y no llegamos a la tienda. El trabajo no está listo para mañana. La tarea dura bastante más de cinco minutos: no hacemos lo que hemos dicho que vamos a hacer.

Y las consecuencias de eso no suelen ser positivas.

tiempo

Experimentamos estrés y frustración, si la “mentira” se queda sólo en nosotros. En caso de que hayamos mentido a otros, los sentimientos negativos se comparten con más gente: la familia, los amigos, los compañeros, el jefe…

No siempre es así. Una de mis conocidas no se estresa lo más mínimo cuando llega tarde o no cumple en absoluto con sus predicciones optimistas.

Las consecuencias se notan más en sus conocidos (no sé si en todos), que NO nos fiamos mucho de su palabra. Porque, a pesar de su simpatía y buenas intenciones, rara vez hace lo que dice que va a hacer.

Menos intención y más estrategia

Las buenas intenciones no funcionan por sí solas.

Lo que yo quiero hacer no va a hacerse mágicamente, sólo porque yo quiero que se haga. Ni voy a llegar a tiempo a mi cita contigo, sólo porque te he dicho que va a ser así. Las intenciones sin un plan valen muy poco.

Para no cometer este mismo error de manera persistente, ¿qué tal si ponemos los pies en la tierra? La experiencia que ya tenemos nos puede ser muy útil:

  • Si yo me digo: “después lo hago”, ¿a qué hora es exactamente ese “después”?
  • Si te digo que tardo “cinco minutos”, ¿cuántos minutos son realmente esos cinco?
  • O si te digo: “mañana lo tengo listo”, ¿es realista? ¿A qué hora voy a ocuparme de lo tuyo? ¿Cuánto me llevará? ¿Qué pasará si no lo tengo a tiempo?

Vale. Puede ser que te mienta a propósito, para que estés tranquilo y esperanzado en que voy a terminar lo tuyo muy pronto. Pero eso ya es otro tema.

El de hoy, que es el error de ser muy optimista estimando el tiempo, se arregla pensando estrategias que den cumplimiento a esas buenas intenciones.

¿Cinco minutos? Ni en mis mejores sueños se hace esto en cinco minutos. Mañana a las diez te lo averiguo, Pepe. 😀