A todos nos encanta celebrar los grandes triunfos. Grandes, como la coronación de un objetivo ambicioso que se ha perseguido con ganas y mucho esfuerzo.
Pero ese triunfo, la mayoría de las veces, está precedido por pequeñas ganancias (y tropezones).
La cuestión es: ¿Qué tal si aprovechamos los momentos de ganancia para impulsarnos?
Karl Weick, experto en cuestiones organizacionales, fue quien le puso nombre a esta idea (small wins) y la desarrolló en su día.
¿A qué llamamos pequeña ganancia?
Con permiso de Weick, veremos dos modos de entender y de aplicar esa pequeña ganancia, según nos convenga en nuestro objetivo o en la vida cotidiana.
La pequeña victoria
De un lado, tenemos esa victoria pequeña, que puede sernos muy útil para ponernos en marcha en una mañana de lunes o para animarnos a seguir adelante con nuestro proyecto cuando estamos atascados.
Consiste, como intuyes, en buscar la manera de completar un pequeño objetivo con éxito.
Si, por ejemplo, tienes que hacer un trabajo muy complicado, comienza antes por una parte o tarea más simple. Alégrate cuando la culmines y aprovecha esa energía para seguir con lo más duro.
Esa pequeña victoria no tiene porqué formar parte del proceso, necesariamente. Es decir, puede no tratarse del paso 5 de los 20 en que se divide el «objetivo grande». Aunque sí ha de ir en la misma dirección.
Por ejemplo, si yo me propongo escribir este post y no tengo ganas, me ayudaría una pequeña victoria del tipo: retocar el post que escribí ayer (es más sencillo, lleva poco tiempo y me ayuda a entrar en faena).
Si para animarme echo una partidita al solitario, esa pequeña victoria (en caso de producirse) no es tan eficaz.
La pequeña ganancia
Las palabras son lo de menos en este caso. Pero aquí emplearemos la palabra «ganancia» para aplicar la misma idea de otra manera.
En el apartado anterior nos referíamos a un empujón para arrancar (¡victoria!) y, en éste, lo que buscamos es sustentar un progreso consistente. Dependiendo de la situación, necesitaremos una cosa u otra.
Ahora sí, piensa en ese objetivo que has dividido en pasos. Cada paso completado, es una ganancia.
Una ganancia que vale la pena celebrar, porque te deja una estupenda sensación de progreso, te despeja dudas y te impulsa a dar el paso siguiente.
Entonces es cuando entras en una dinámica favorable, encadenando una ganancia con otra (y celebrándolas) hasta que llegas al triunfo final.
Cuando consigues entrar en una buena racha de este tipo, es más fácil avanzar, porque estás contento con lo que has hecho y has aprendido bastante por el camino.
Alberto dice
Un reflejo de uno de los exámenes que tuve que hacer para sacarme mi carrera. La cantidad de temario era notable y tuve que fragmentarlo en piezas que fui consolidando con las semanas en forma de conocimiento adquirido. Fue como un puzzle de un billete que te da el pase al siguiente objetivo. Pieza a pieza, logré componer dicho puzzle y, por fortuna, el billete tenía validez y me llevé la recompensa de aprobarlo. Cada pequeño paso de un proyecto duro o largo cuenta.
¡Saludos!
Casandra - TBM dice
Qué bueno tu testimonio, Alberto. En ese objetivo de sacar una carrera se refleja claramente la idea de la entrada: Un paso sirve de impulso para el siguiente. 😀 ¡Todos cuentan!
Muchas gracias por comentar y enhorabuena por tu éxito.
Saludos. 🙂