La generosidad es una de las opciones a nuestro alcance para ser felices hoy.
Y una manera de manifestarla consiste en poner esperanza en las vidas de los que la necesitan. De ella vamos a hablar.
Por tu lado van a pasar personas a quienes puedes dar algo muy valioso: atención, ánimos o un poquito de tu tiempo.
No, no tienes que ser espléndido con todo el mundo. Pero sí puedes serlo con quien tú elijas, de la manera que tú elijas.
¿Por qué? ¿Para qué poner esperanza?
Tal vez, por motivos espirituales. Pero, si estos no te convencen, también los hay materiales.
El altruismo es un comportamiento que nos hace felices (según la ciencia). Produce en nosotros sensaciones placenteras equivalentes a una buena comida o a practicar sexo, ya que estimula las mismas partes del cerebro.
Ayudando a otro a ser feliz, también te ayudas tú.
Tendrás que ser prudente, porque hay listillos que se aprovechan de esto en su beneficio. Pero eso no quita que encuentres oportunidades donde tu generosidad sea una fuente de bienestar, tanto para ti como para la persona con quien la practiques.
En esta ocasión, vamos a fijarnos en unos cuantos gestos generosos que parecen intrascendentes, pero no lo son. Vienen a significar lo que un vasito de agua para el sediento. Y tú tienes el agua.
Conste que son solo ejemplos. A ti se te ocurrirán muchas más ideas.
10 Gestos generosos que animan y dan esperanza
1. Sé generoso con tu sonrisa. A tu estado anímico le sienta bien sonreír. Y a varias personas de las que hoy encuentres, también les animará ver ese gesto en tu cara.
2. Si encuentras a una persona que esté reticente a dar el primer paso hacia un cambio positivo en su vida, ponte en el bando de los que la animan.
3. Escucha sin prisas. En la era de la tecnología y las redes sociales, donde todos se disputan tu atención, este es un regalo de gran valor.
4. Da las gracias como muestra de reconocimiento a una buena acción, incluso cuando venga de una persona con quien tienes mucha confianza. A ella, con más motivo.
5. Celebra los aciertos de aquellos con los que convives, en lugar de subrayar solo los errores y las carencias.
6. Si haces una crítica, pon el acento en el progreso y en la mejora. Que no sea un recordatorio camuflado de: “eres peor que… (X personas)”.
7. Usa el humor para levantar a otro, no para hundirlo. Dale uso a la empatía y a la responsabilidad sobre lo que dices. Lo que es gracioso para ti, puede ser cruel para otro.
8. Refuerza el buen comportamiento de otra persona prestándole atención y reconociéndole su esfuerzo.
9. Ayuda a quien falle o fracase a reconstruir la fe en sí mismo. Recuérdale lo bueno que ha hecho y lo bueno que puede hacer.
10. Sé tú quien mire a las personas olvidadas o excluidas. Hay demasiada gente que está sola. Un solo momento de conexión, tiene un enorme valor para quien se siente invisible.
Tú tienes el poder para cambiar el mundo
Hay gente que sueña con protagonizar una proeza que cambie el mundo. Y, sí, pueden cambiarlo. Pero no hace falta eso, tan impactante, para influir en la historia de la humanidad.
Basta una pequeña acción, una frase o una palabra en el momento apropiado para cambiar una vida. De esa manera, también cambia el mundo.
Sin ir más lejos, mira tu propia historia. A ti te han influido grandes personalidades. Pero, sobre todo, te han influido las personas con quienes te has relacionado.
Tiene su gracia que algunas nunca lleguen a enterarse del impacto que produjo en ti “aquella” pequeña cosa que hicieron o dijeron “aquel” día.
Lo mismo te pasará a ti (y a mí).
Encontrarás a personas que no apreciarán tu generosidad, ni pequeña ni grande. Y a otras que, sabiéndolo tú o no, están agradecidas por ese pequeño gesto que tuviste “aquel” día.
Sé consciente de que, al menos mientras estás vivo, estás influyendo en la vida de otros.
La propuesta
Cuando quieras, cuando lo sientas, elige poner esperanza con tus acciones y tus palabras. Con esos pequeños gestos, ganas tú y gana el mundo.