Problemas para meditar que encuentras al inicio

Quizás meditas dos o tres días seguidos y sientes que no lo estás haciendo bien, que no te sale. Tienes problemas para meditar.

No te desanimes. Meditar es simple. Pero, como todo ejercicio, requiere un poquito de práctica, así como contar con ciertos problemillas que pueden darse al inicio.

¿Qué problemas puedes encontrar cuando comienzas a practicar la meditación?

Veamos los más típicos.

tranquilamente

1) No sabes si estás o no meditando

Estás respirando con calma y prestando atención a las sensaciones que experimentas. No obstante, tras unos minutos, te asalta la duda: ¿Es esto meditar? ¿Lo estaré haciendo bien?

Sí, estás meditando, porque estás pendiente de lo que ocurre. Meditar es volcar tu atención a tus experiencias del momento (así sean tu respiración, tus emociones, tus pensamientos…).

No te preocupes si no te sumergiste demasiado en el momento o en si sentiste algo distinto a lo de ayer. Cada vez que meditas, la experiencia es diferente. Y, a medida que practicas, más fácil te resulta manejar tu atención.

2) Te distraes continuamente

Digamos que estás prestando atención a tu respiración, a cómo entra y sale el aire de tus pulmones. (Una forma de meditación de las más conocidas.)

El problema es que te distraes cada dos por tres: Piensas en la hora que es; retomas la concentración en la respiración; piensas en lo que vas a hacer más tarde; vuelves a la respiración…

No te desalientes por esto ni seas duro contigo. Precisamente, lo primero que aprendes con la meditación es la facilidad que tiene la mente para dispersarse y saltar de un pensamiento a otro.

Por eso estás practicando este ejercicio: Para ser más consciente de lo que te ocurre y para aprender a dirigir mejor tu atención.

Es muy natural que te distraigas. Simplemente, cada vez que ocurra, sé consciente de ello y vuelve al objeto de tu meditación. (La respiración, en este ejemplo.)

3) Te quedas dormido

Mucha gente dice que cuando intenta meditar se aburre. Y también hay quien dice que se relaja tanto, tanto… que se duerme.

Lo que ocurre es que, en lugar de estar muy atentos a sus sensaciones (que es en lo que consiste la meditación), aprietan el “off”… y ya está.

¿Te pasa a ti? Quizás sea por el cansancio. Vayan estas ideas para remediar la situación:

  • Medita a primera hora de la mañana, después de haber descansado bien.
  • Medita en un entorno diferente, en lugar de hacerlo en casa (en el parque, en la playa…).
  • Medita con los ojos abiertos. Si crees que puedes dormirte si cierras los ojos, mantén tu mirada fija en un punto, por ejemplo.
  • Medita sobre el cansancio. Si ése es el problema, también puede ser un buen asunto a meditar. Date unos minutos para prestar atención a las sensaciones que experimenta tu cuerpo.
  • Medita en movimiento. La meditación puede combinarse con la actividad física. Haz un recorrido por las sensaciones que experimentas al caminar, por ejemplo.

A cada persona le funcionan mejor unas ideas que otras. Tú tienes que ir descubriendo qué es lo que te sirve a ti.

Así es que, si quieres que la meditación forme parte de tu vida, prueba cosas diferentes y… sigue practicando. 🙂

Imagen de AlicePopkorn


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