Las alergias alimentarias, a diferencia de las intolerancias, producen una reacción muy violenta por parte del sistema inmunitario que puede llegar a ser muy peligrosa para la salud.
De ahí la importancia del correcto diagnóstico de una alergia a los alimentos.
Para saber si se padece o no alergia a determinado ingrediente, es fundamental acudir al médico para someterse a unas pruebas para diagnosticar alergias alimentarias.
El diagnóstico de una alergia alimentaria consta de tres fases:
- Elaboración de la historia clínica y exploración física
- Pruebas para determinar la sensibilidad al alimento
- Pruebas de provocación directa
Vamos a ver en qué consiste cada una.
1. Elaboración de la historia clínica y exploración física
Antes de realizar la exploración física, el médico alergólogo recogerá una serie de datos para saber más sobre tu alergia. Para ello, te hará preguntas sobre las siguientes cuestiones:
- Antecedentes familiares, en especial entre los padres.
- Historial de enfermedades, concretamente si padeces alguna dolencia crónica, si has tenido alguna enfermedad grave o si has sufrido alguna operación.
- Tratamientos farmacológicos, relacionados con la alergia o no, que estás siguiendo de manera habitual.
- Cómo son los síntomas de la alergia alimentaria, con qué frecuencia e intensidad aparecen y cómo te afectan.
- Edad en la que tuvo lugar la primera reacción.
- Variación de los síntomas según las estaciones del año.
- Consumo de tabaco o contacto con ambientes de fumadores en casa, el trabajo o lugares de ocio.
- Convivencia con animales domésticos o contacto con ellos.
- Empeoramiento de los síntomas en lugares cerrados o polvorientos, o con el contacto con mantas, alfombras y moquetas.
- Manipulación de sustancias químicas (incluye detergentes, aerosoles, ambientadores, etc.) en el trabajo.
- Empeoramiento de los síntomas en situaciones de estrés.
- Cantidad y preparación del alimento que presuntamente te produce alergia.
Una vez que el médico ha recabado toda esta información, es el momento de pasar a la exploración física.
Entonces será cuando examine tu piel, prestando especial atención a eccemas, prurito, sequedad y enrojecimiento, entre otros síntomas. También te auscultará para revisar en qué estado se encuentran tus vías respiratorias.
2. Pruebas para determinar la sensibilidad al alimento
El médico ya tiene tu historial y ha podido examinar los síntomas que presentas. Ahora llega la fase de las pruebas. Se trata de una serie de pruebas médicas que permiten determinar la sensibilidad a determinados ingredientes o alimentos.
Estas pruebas están indicadas siempre que exista la sospecha de padecer una alergia, con independencia de la edad del paciente.
Hay dos tipos de pruebas: las que se realizan directamente el paciente, denominadas también «in vivo», y las que se realizan en el laboratorio, las llamadas «in vitro».
a. Pruebas que se realizan sobre el paciente o pruebas «in vivo»
Para saber si un paciente es alérgico o no a un determinado alimento, se le pueden realizar pruebas cutáneas, pruebas con parche o pruebas de provocación oral.
Las pruebas cutáneas son el prick test y el prick-prick test.
El prick test es la prueba más utilizada. Consiste en aplicar una gota del extracto del alimento que queremos comprobar en la cara anterior del antebrazo para después realizar una pequeña punción en la piel a través de la gota. Si el paciente tiene alergia al alimento, le saldrá una roncha o habón en la piel.
El prick-prick test se diferencia del anterior en que, en lugar de aplicar una gota, se aplica directamente una pequeña cantidad del alimento en cuestión sobre la piel. Este método se utiliza, sobre todo, cuando no existe un extracto para comprobar ciertos alimentos o cuando la composición de estos es muy compleja.
Las pruebas con parche se utilizan, sobre todo, en pacientes con dermatitis de contacto. Consiste en colocar en la espalda del paciente un parche que contiene el alimento en cuestión. Este parche se retira 48 o 96 horas después de su aplicación y entonces se observa si ha habido algún tipo de reacción cutánea.
Las pruebas de provocación oral se llevan a cabo en un hospital y bajo supervisión sanitaria constante. Estas pruebas consisten en administrar pequeñas cantidades del alimento que supuestamente produce alergia para comprobar si el paciente presenta algún síntoma.
Esta misma prueba se realiza para saber si el alimento alergénico ha dejado ya de producir alergia y también para confirmar que no existe alergia a determinados alimentos, pero en estos casos se le llama prueba de tolerancia.
La prueba de provocación oral se suele llevar a cabo en una fase posterior, cuando con el resto de pruebas no se ha obtenido resultados claros.
b. Pruebas que se realizan en el laboratorio o pruebas «in vitro»
Las pruebas de laboratorio son los análisis de sangre y se realizan cuando las pruebas «in vivo» están contraindicadas debido a la fuerte reacción del sistema inmunitario ante el alimento alergénico.
También se puede realizar una endoscopia y colonoscopia con biopsia, unas pruebas que engloban tanto el estudio directo sobre el paciente como el análisis de laboratorio. Al paciente se le introduce una cámara especial, ya sea por vía oral o anal, que permite estudiar las lesiones de esófago e intestino y determinar su causa y su gravedad.
3. Pruebas de provocación directa
En el caso de que el médico lo considere oportuno, tras los análisis anteriores se puede realizar una prueba de provocación directa. Esta prueba se recomienda especialmente cuando las pruebas anteriores no han arrojado resultados concluyentes.
Se trata de controlar cuál es la relación entre la ingesta del alimento sospechoso y los síntomas. Para ello, en un medio hospitalario y siempre bajo supervisión médica constante, se administra al paciente pequeñas cantidades del supuesto alérgeno para determinar su reacción a él.
El diagnóstico de una alergia alimentaria siempre debe ser realizado por un profesional de la salud en un entorno hospitalario o ambulatorio.
Cualquier otro tipo de pruebas o tests realizados fuera del ámbito médico carecen de fiabilidad y rigor. Si sospechas que puedes padecer una alergia alimentaria, no dudes en acudir a tu médico. Él decidirá qué pruebas corresponde aplicar según tu caso y características concretas.