En ciertas ocasiones, sobre todo en las reuniones familiares, puedes encontrarte con algún pariente que te dedique palabras dulces cargaditas de veneno.
Eso son las pullas: indirectas para molestarte o hacerte sentir mal.
Ejemplos:
- ¿Ya tienes novio? No podía creerlo cuando me enteré.
- Me recuerdas a mí cuando era joven. Qué tonto era entonces…
- ¡Uy! Qué guapa… Aunque estarías mejor si te quitaras ese par de kilitos.
¿Se observa la sutileza?
Quien te las dedica suele sentirse harto, inseguro, molesto contigo o le caes mal. Pero, en lugar de manifestarte sus sentimientos directamente, lo hace de forma más disimulada.
¿Cómo tomarnos las pullas?
La doctora Valerie Golden (en este artículo de Psychology Today) nos ofrece unas recomendaciones:
Primero, lee entre líneas. Tu cuñada, por ejemplo, te habla con palabras melosas y eso te confunde.
Fuera confusiones: Elimina la dulzura añadida y analiza el mensaje. Es un comentario pasivo-agresivo, cuyo propósito es incomodarte.
¡Bien! Consigues darte cuenta de que lo dijo a mala leche. Y eso es bueno, porque la pulla te afecta menos que si no te das cuenta de su intención.
Y, ahora, la guinda: ¿Cómo le respondemos?
Golden nos da varias opciones:
- Confrontar a la persona. Ejemplo: Sí, tengo novio. ¿A ti qué más te da?
- Hacer una broma al respecto: ¿Un novio? No, tengo dos. Va a haber que decirle a tu fuente que te informe mejor.
- Ignorar la pulla. Haz como si oyeras llover y ponte a hablar con otro pariente.
Son buenas ideas, ¿eh? Yo casi siempre uso variantes de la última:
Hago una mueca de sonrisa seguida de alguna expresión que le haga ver a mi pariente que me resbala lo que piense. Algo del estilo: Mira tú o Pues, sí… Y lo suelo acompañar de gestos como el de entornar los ojos mostrando sopor.
No es que haga siempre lo mismo, pero por ahí van los tiros. El problema es que no funciona con mi familia.
Si mi madre está presente en la reunión y alguno me dedica un comentario impertinente, ella es la primera en saltar para confrontar al pasivo-agresivo de turno.
Yo ya estoy crecidita, pero… ¿qué se le va a hacer?
Total, que mi madre se enzarza con el de la pulla, a ver quien la suelta más gorda. Y, cuando termina el festejo, hacemos un «revival» de los momentos estelares.
Ay, qué recuerdos… 😆
Imagen de mnadi:
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