5 Razones para planear el día siguiente antes de acostarte

Planear el día siguiente antes de acostarte puede ser un hábito muy conveniente. Hablemos de él.

En tu caso, ¿piensas en lo que necesitas hacer durante el día en cuanto te levantas o lo dejas pensado el día anterior?

Si conectas el piloto automático y no planeas el día (ni por la mañana ni por la noche), considera adoptar esta saludable costumbre.

Partir con un esquema, aunque sea pequeño o muy flexible, te sirve para tener cierto control sobre cómo administras tu tiempo; para que no se te pasen tareas importantes y para dedicarles las porciones del día que tú consideres oportunas.

Mi momento del día para decidir lo que voy a hacer el día siguiente es por la tarde, cuando termino de trabajar. Aunque hay días que lo decido poco antes de ir a dormir. ¿Por qué?

¿Qué ventajas tiene planear el día siguiente?

Te puedo comentar las que yo encuentro. Tú verás si te convencen.

planear el día siguiente

1. Te levantas listo para la acción.

Por la mañana estás fresco y con más energía, se supone. Puedes aprovecharlo para ponerte de inmediato con las tareas importantes que has previsto. No tienes que hacerte el plan de ruta, porque ya lo tienes pensado del día de antes.

Bueno, hay que contar con las excepciones. Hay “días especiales” y días en los que algún imprevisto te echa el plan abajo.

2. Tienes más tiempo para hacer ajustes.

Hecha tu lista de actividades en la tarde/noche anterior, puedes tomar ciertas decisiones y encajar las piezas del tetris con calma. Y, si hay conflictos de horario entre actividades, los resuelves.

Esto, a las diez. Aquello, a las cinco. ¡Uy! ¿Tengo que ir al banco? Mejor me levanto mañana media hora antes.

3. Tienes tiempo para hacer preparativos.

Puedes ponerte la mañana más fácil y adelantar terreno con algunas actividades.

Por ejemplo, dejas la ropa lista, agrupas documentos que necesitas para tus gestiones, cargas la cafetera, terminas la lista de la compra, etc.

4. Tienes más tiempo para mentalizarte para la misión, especialmente si ves venir un día complicado.

5. Descansas más tranquilo. Tus últimos pensamientos hasta que te venza el sueño no los dedicas a tomar decisiones sobre lo que te espera mañana ni a preocuparte de que no se te olvide hacer tal o cual recado.

Todo está en el plan que has hecho. Ya sabes a qué te vas a dedicar cuando despunte el alba.

Como hemos dicho, hay días en los que los planes se trastocan o en los que no puedes decidir qué vas a hacer hasta que tenga lugar un evento determinado. Cosas de la vida.

Pero, siempre que se pueda, no está de más empezar las mañanas con ciertas cuestiones decididas para poder dedicarles sus ratos al descanso, al trabajo, a la vida familiar y social…

Eso parece más sano y productivo que levantarte y lanzarte como un obús a lo que caiga. ¿No crees?

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