Rutina de las tardes: Ideas para aprovechar esas horas

Después de hablar largo y tendido sobre el despertar y lo importante de aprovechar las horas de la mañana, esta vez nos dedicamos a la rutina de las tardes.

Las tardes pueden ser más complicadas de aprovechar que las mañanas, porque muchos de nosotros llegamos justos de energía.

Ese bajoncillo de energía nos hace más proclives a tropezar con más distracciones y tentaciones. Si no nos proveemos de una estructura, corremos el riesgo de dejar atrás esas cosas que nos importan:

  • Atender al cuerpo (haciendo un poco de ejercicio, tal vez.)
  • Dedicar un poco de tiempo a un proyecto personal.
  • Pasar tiempo con las personas que queremos.
  • O lo que sea.

¿Cuánta energía tienes por las tardes?

No somos igual de productivos durante todas las horas del día. Una cuestión que lo explica son los ritmos circadianos.

La mayoría de nosotros solemos tener más energía por las mañanas, así como una mayor capacidad para concentrarnos. Por tanto, tiene sentido que procuremos terminar las tareas más exigentes al empezar el día.

ritmos circadianos

Imagen ritmo circadiano. Fuente: Fuzzy Science

Según los estudios, las horas en las que tenemos menos energía son en el hueco entre las 3 y las 6 de la tarde y, obviamente, a últimas horas de la noche.

Las diferencias individuales también hay que tenerlas en cuenta. Cada uno de nosotros ha de “estudiarse” para ver en qué condiciones llega a la tarde para atender lo que quiera atender a esas horas.

Regálate una estructura para tus tardes

Las horas de la tarde también pueden ser productivas. Entendiendo por “productivas” que puedes dedicar un tiempo a asuntos importantes para ti, en lugar de improvisar sin rumbo.

A continuación, tienes unas cuantas ideas para que diseñes una rutina de las tardes con la que estés a gusto y que te ayude a avanzar en lo que decidas.

1. Comienza con un pequeño cambio

En caso de que tus tardes no estén muy estructuradas, puedes empezar con un cambio simple. Por ejemplo, caminar 20 minutos después de comer… O lo que sea.

Hazlo todas las tardes. Convierte en un hábito la acción que decidas. Una vez que estés contento con este, vas introduciendo más cambios.

2. Apúntate a la siesta

Conozco a personas que se regalan una breve siesta por la tarde para recuperar energía. Les funciona. ¿Lo has probado tú?

Yo me relajo un poquito después de comer, pero no le doy arte a echar una cabezadita. Si lo hago, después no hay quien me mueva.

3. Protege tu energía

Sin contar tus tareas, ¿hay algo que te desgaste especialmente? Préstale atención y a ver qué se te ocurre para remediarlo.

A mí me desgastan las broncas, las polémicas, los pensamientos fatalistas, los asuntos que dejo para “algún día”, etc. Intento que no haya muchos de estos que me drenen las fuerzas.

4. Empieza una tarea antes de comer

¿Necesitas dedicar la tarde a una tarea que reclama mucha energía? Procura prepararla antes de la hora de comer: déjala esquematizada, empezada o un poquito avanzada.

Esto sí que me sirve. A ver qué tal te va a ti.

5. Adelanta la hora de comer

Si te es posible, come pronto. Sobre la una o las dos va bien, sobre todo en invierno.

Los días en los que como más tarde y, al poquito rato, empieza a anochecer… me va peor. Tengo la triste sensación de que el día ya se ha acabado, cuando queda todavía un rato bastante bueno por delante.

6. Sacúdete el sopor

Muévete un poco para reactivarte después del bajón de media tarde. El paseíto de las tardes es una buena opción.

Pero ahí está tu creatividad para elegir qué es lo mejor en tu caso. Tal vez, lo que a ti se te ocurra sea moverte yendo a la compra.

7. Dedica unos minutos a un proyecto importante

Ya que has remontado un poquito, considera esta idea: dale 5 o 10 minutos, si no es posible más, a un proyecto que sea importante para ti y que suelas dejar aparcado por falta de tiempo (o de energía).

Considéralo, especialmente si el resto del día ha estado lleno de tareas ingratas o que te tienen un poco quemado.

Cinco o diez minutos suponen una franja pequeña de tiempo. Suman varias horas al cabo del año. Pero, al margen de eso, son un mensaje que te lanzas: el de que, incluso en estas condiciones de falta de tiempo o de energía, estás aprovechando lo que tienes para avanzar.

¿Cómo? ¿Qué se puede hacer en cinco minutos? Muuuucho más que en cero minutos. No me seas perfeccionista y aprovéchalos. 😉

8. Elige misiones menos exigentes que las de la mañana

¿Qué has pensado hacer? ¿Un par de tareas? Que sean aquellas que no requieren un esfuerzo monumental. Recuerda que mañana por la mañana te espera “lo gordo” y necesitas estar entero.

Organiza, lee, limpia, ordena facturas acompañado de tu música preferida… Esas cosas también hay que hacerlas y este puede ser su momento.

9. Planea y prepara el día de mañana

La preparación es una candidata estupenda para ser una de las misiones del punto anterior: dedica unos minutos a preparar el día de mañana.

Decide qué harás y qué no harás mañana (que es lo mismo de importante).

Entre lo que vas a hacer, piensa a qué vas a dedicar la mañana y a qué vas a dedicar la tarde.

 

Lo esencial:

  • La rutina de las tardes o, al menos, estructurar la tarde mínimamente te da la posibilidad de aprovecharla como tú decidas. No como quiera otro o como encarte ese día.
  • Ten en cuenta TU nivel de energía para elegir las actividades apropiadas en esas horas.
  • Si tus tardes son un caos a día de hoy, comienza con un cambio pequeño. Y, a partir de ahí, las vas organizando.

 

Espero que te sirva y que te sumes al propósito de hacer cosas buenas o traviesas por las tardes. Las que sean, pero bien elegidas.

Gracias por leer.

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