Hagamos un repaso de ideas básicas que apuntan hacia una vida tranquila, ordenada y productiva.
Como bien te imaginas, entre ellas no se incluirá la de aprovechar cada minuto del día haciendo “cosas útiles” y repetir la misma operación al día siguiente.
1. Adáptate al presupuesto: 24 horas.
Ése es el tiempo que tienes. Si te propones gestionarlo bien, le sacarás provecho. Empieza por elegir las actividades quieres que formen parte de tus días.
2. Elimina lo innecesario.
En caso de que no te alcance el día para todo lo que te gustaría hacer, observa qué haces habitualmente para identificar distracciones que podrías recortar.
3. Planea el día.
Haz tus planes y, si se van al traste, analiza al final del día en qué fallaron. Ésa es la manera de ir descubriendo lo que funciona para ti.
4. Utiliza TUS herramientas.
Usa herramientas. Las que quieras: calendarios, agendas, alarmas, un software sofisticado o una simple libreta. Prueba con lo que mejor te vaya y utilízalo “de asistente”.
5. Respeta TUS prioridades.
Ordena tus tareas según lo importantes que sean para ti. Coloca las dos o tres más importantes en la mañana o en tu momento más productivo del día. Si se queda una tarea pendiente, que sea de las secundarias.
6. Delega o pide ayuda cuando lo necesites.
No te acostumbres a cargar sobre tus hombros todo el peso del deber, cuando tienes la posibilidad de colaborar, delegar o pedir ayuda a personas de tu entorno. En otras ocasiones, serás tú quien eche la mano.
7. Diseña TUS rutinas.
Crea hábitos para ocuparte de lo que más te importa. Y considera también diseñar rutinas que “automaticen” y agrupen ciertas tareas tediosas, como las domésticas. (Ejemplos, aquí.)
8. Organiza TU espacio.
Intenta mantener cierto orden. Acostúmbrate a colocar las cosas en el lugar que tú les has asignado una vez que las utilices. Ahorrarás tiempo y ganarás en calma y productividad.
9. Define TUS límites.
Decide cuánto va a durar la tarea que tienes entre manos. Decide cuánto duran tus descansos. Decide qué peticiones o tareas “extra” puedes atender (y cuáles no).
En definitiva, pon los límites que creas convenientes donde lo estimes oportuno y trata de respetarlos.
10. Descansa y disfruta.
Respeta tus horas de descanso. Y no olvides dedicarte un rato cada día para realizar una actividad con la que te sientas bien. Te ayudará a que todo lo anterior sea más fácil.