¿Cómo te afectan las distracciones en el trabajo? ¿Te frustra no tener control sobre ellas?
Vamos a proponer ideas para reducir distracciones, evitando ser atrapado por una tras otra mientras trabajas.
¡Vamos a acabar con las distracciones en el trabajo!
Aquí tienes la versión en vídeo de la entrada, por si prefieres este formato. (Duración 2:46)
Es muy frustrante que, justo cuando comienzas a meterte en el trabajo, surja algo que te saque de ahí. Esto, una vez tras otra, hasta que te dan las tantas del día y no has avanzado como te hubiera gustado.
Estás estresado, con la sensación de haber trabajado como un mulo. Y, cuando miras lo que has terminado, te frustras, porque… no es tanto en proporción a lo cansado que estás.
La idea de reducir distracciones es hacer el trabajo bien y terminarlo sin que demore largas horas por la falta de concentración.
Como yo también tengo a veces este problema, ahí van algunas sugerencias por si te sirven.
1. Prepárate
Antes de enfrentarte a un trabajo que precise concentración, acondiciona un poco el entorno, trata de estar cómodo físicamente y ve pensando en lo que quieres enfocarte.
Ve al baño. Bebe agua. Ten lo que vayas a necesitar al lado. Y «dile” a tu cerebro que necesitas que se centre un rato.
Yo lo que hago es ponerme la ropa «de trabajo» y sentarme en mi puesto con un café. Con ese mini-ritual le digo a mi mente que es hora de concentrarse.
Además, trato de elegir el momento idóneo. Esto es: por la mañana, cuando más energía tengo y menos probabilidades hay de que surja algún imprevisto que me frene.
2. Planifica. Establece prioridades.
La mayor distracción de todas es no tener claro qué vas a hacer.
Empezar con las ideas claras te ayuda a estar más centrado. Elige las tareas que vas a hacer. De eso ya hemos hablado: divide el trabajo y ve paso por paso.
Y también ayuda decidir de antemano qué es lo que NO vas a hacer. Por ejemplo, durante ese rato NO vas a abrir el correo, ni a mirar el teléfono, ni a ver qué se cuece en Facebook.
3. Di que no
Si, justo cuando has pensado ponerte a trabajar, llega alguien a charlar un rato o con planes más divertidos, déjalo para más tarde.
Si te distraes por tu cuenta, lo mismo. Por ejemplo, si mientras estás con la tarea te viene a la cabeza un asunto importante de tu vida personal.
Anótalo. Y, si te es posible, te ocupas de eso más tarde.
La gente que te aprecia lo va a entender. Ellos también tienen cosas que hacer. Y los demás da igual si lo entienden o no.
Solo con las acciones que llevamos hasta aquí, las distracciones han mermado bastante.
¡Y seguimos reduciéndolas!
4. Desconecta aparatos
Por un rato, desconecta todo lo que suene que pueda interrumpirte o quítale el sonido (eso hago yo).
Tú no eres un esclavo del teléfono, ni del e-mail, ni de nada de eso. Las notificaciones o mensajes pueden esperar un par de horas.
Mantén la tentación lejos de tu alcance. Deja cerca únicamente lo que vayas a necesitar.
¿El teléfono? Lejos. ¿Facebook? Cerrado. ¿El compañero con el que charlas? Avisado de que no vas a estar disponible en un rato. Etc.
Vale. El compañero no es un aparato, pero la idea se aplica igual.
5. Trabaja en bloques de tiempo
Es difícil mantener la concentración durante una o dos horas seguidas. Teniendo esto en cuenta, establece bloques de tiempo más cortos. Por ejemplo: 30 minutos de trabajo ininterrumpido.
Después de esos 30 minutos, puedes darte 5 o 10 minutos para recobrar ímpetu (estirarte, ir al baño, intercambiar un par de frases con el compañero, etc.)
Dividir la sesión de trabajo en bloques es más fácil y productivo que pretender trabajar todo el rato seguido distrayéndote lo menos posible.
6. Asigna huecos a tus distracciones frecuentes
Si dichas distracciones tienen que ver con el trabajo (como responder e-mails o llamadas) y está en tu mano moverlas, asígnales un hueco para que no se entremezclen con otras tareas.
Por ejemplo, puedes agruparlas y hacer unas cuantas tareas de éstas todas a la vez antes de terminar la jornada. (Cunde más si las agrupas que si las atiendes por separado.)
Si no tienen que ver con el trabajo (como las redes sociales o los mensajes personales), hazles un sitio en el momento del día que veas más idóneo.
7. Descansa y diviértete
Si te ocupas de tus necesidades básicas, te costará menos imponerte sobre las distracciones: duerme lo que necesitas y come sano.
Pero ahí no acaba la historia. La diversión y el ocio también son necesidades básicas en lo que respecta a la productividad: haz actividades que disfrutes.
Trata de que haya variedad de actividades placenteras y de esparcimiento. Arma tu repertorio como quieras: actividades moviditas, interacción social, aprendizaje de habilidades nuevas, tiempo en solitario…
Un detalle: Cuando termines el trabajo, no empieces una actividad de ocio que se parezca mucho a lo que estabas haciendo. Por ejemplo: Terminas tu trabajo con el ordenador y sigues con él para ordenar tu colección de música.
Por experiencia propia, puedo decirte que ese descanso no es tan efectivo como el de iniciar una actividad muy diferente. Por ejemplo: Sal a pasear (solo o acompañado) y verás que desconectas y te relajas más.
Espero que le saques algún provecho a estas ideas. Si no, descuida. Seguiremos apuntando más. 🙂
Imagen de Josh Bancroft