Cómo recibir buenas noticias

Las relaciones se construyen gesto a gesto. En esta entrada hablaremos de uno de esos gestos que contribuyen a fortalecer una relación: recibir buenas noticias.

Pongamos como ejemplo la recepción de un evento favorable que, en este caso, viene de mano de una persona a la que queremos mucho (llamémosla María).

La persona receptora seré yo, que me hallo tranquila leyendo cuando mi hermana María irrumpe en la habitación visiblemente contenta.

Aquí viene María con su buena noticia

María siente la necesidad imperiosa de compartir lo bueno que le ha sucedido. Después intercambiar saludos, me dice:

Estoy tan feliz… Me acaban de ofrecer en la empresa el puesto que yo quería.

Ahora viene mi respuesta a su buena noticia. Ta channn… ¿Cuál será?

sorpresa

Según Shelly Gable (psicóloga de la Universidad de California) mi respuesta va a parecerse a una de estas cuatro que vas a ver.

Respuesta 1: Pasiva y destructiva

Ah… Vale. ¿Te acordaste de sacar la basura antes de salir?

Apenas levanto los ojos del libro y paso un kilo de la noticia de María. Tanto, que la saco de la jugada con la excusa de la basura. Estoy deseando de que se vaya para seguir leyendo en paz.

Respuesta 2: Pasiva y constructiva

Buena noticia, María. Me alegro por ti.

Sí, sí, me alegro… Aunque, como ves, no tengo muchas ganas de que me cuente pormenores. Una breve felicitación y vuelvo a lo mío.

Respuesta 3: Activa y destructiva

Suena bien, María. ¿Sabes? Alberto estuvo en ese puesto y lo tuvo que dejar. Le pagaban bien, pero la presión era mucha y a días tenía que echar más horas que un reloj.

No sé yo si sabes dónde te estás metiendo y si vas a poder con todo.

Mi cara es de preocupación, podría decirse. Desinflo la alegría de la muchacha devolviendo un rebote de temor o disgusto, como si ella no hubiera considerado ya los pros y contras antes de optar al puesto…

(Se supone que lo hizo o lo hará. A fin de cuentas, ha estado luchando por llegar hasta ahí.)

Respuesta 4: Activa y constructiva

¿Que te han dado el puesto? Con la de tiempo que llevas preparándote para eso… ¡Enhorabuena! ¿Cómo fue?

Cuando escucho la novedad de María, hago el libro a un lado y me dispongo a acompañarla en este momento. Sonrío aupada por su entusiasmo y por las ganas que yo tengo de que le pasen cosas buenas.

Acto seguido, puedo pedirle que comparta más sobre el asunto: cómo va a ser la transición de su anterior puesto al nuevo, cómo va a organizarse…

Lo que distingue a esta respuesta activa y constructiva es la acogida emocional y el interés que le demuestro a María. Interés que se manifiesta en las preguntas que le hago para que disfrute su momento de protagonismo.

Esa respuesta no es la más apropiada absolutamente en todas las ocasiones. Y, de elegirla, tampoco es necesario deshacerse en cánticos y alabanzas hacia quien nos cuenta la buena noticia, si eso no es lo apropiado.

Habremos de estar atentos para ver qué pide cada situación y elegir una respuesta que vaya a tono.

La idea esencial de esta entrada es que tan deseable es saber escuchar y ofrecer apoyo y consuelo, cuando uno de nuestros seres queridos nos hace partícipes de una mala noticia, como ser receptivo y constructivo si llega con una buena noticia.

Estas pequeñas acciones fortalecen los vínculos con las personas que más apreciamos. Seguiremos practicándolas.


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