Podemos hablar de cualquier cosa con familia y amigos cuando nos juntamos para celebrar lo que sea. Hay confianza para hacerlo.
Pero hay ciertos temas de conversación que desaniman o generan incomodidad, si no nos moderamos con ellos o elegimos un momento poco apropiado para compartirlos. Éstos, por ejemplo.
➜ Enfermedades. Si vas a contar cómo te estás recuperando y a dar ánimos, estupendo. Cosa distinta es regodearte en detalles sobre tu mala salud y lo mal que te encuentras.
En caso de que quieras hablar en profundidad sobre ese tema, elige el momento apropiado y la persona con quien compartirlo.
➜ Quejas sobre la gente que te pone la vida difícil. Tu jefe, tu ex, tu vecino o cualquiera que consideres que está sacando los pies del tiesto.
Las quejas crispan, son contagiosas, deprimen. Las quejas excesivas cansan a las personas que se moderan en este hábito. Y arrastran a las personas que se han propuesto quejarse menos.
➜ Tu trabajo. Si la gente que te rodea no está familiarizada con lo que haces y/o no tiene el menor interés en estarlo, habla poco de este tema. A ti es a la persona a quien más le interesa su trabajo.
Una vez más, elige la persona y el momento apropiados para explayarte en el tema, si te apetece.
➜ Tu hobby. Lo mismo. Trata de no ser pesado dando detalles a quien no tiene interés en eso que tú encuentras tan apasionante.
Ya, frustra no poder compartir con tu entorno ciertas cosas que bullen por salir de ti. Pero para eso están Internet, las asociaciones o cualquier otro entorno donde puedes dar rienda suelta a tu entusiasmo.
➜ Asesinatos, atentados y desastres varios. Los periódicos e informativos están llenos de noticias idóneas para desmotivar a cualquier persona.
Modérate también con esto. La situación se presta a conversaciones más amables.
¿Has leído la lista? Pues yo he cometido todos esos errores en las típicas tertulias que se celebran por las fechas navideñas.
Abusar de temas incómodos, crispantes o que sólo interesan a su protagonista no genera el mejor ambiente.
Distinto es cuando cada uno comparte anécdotas, habla de sus preferencias o la conversación empieza a girar en torno a buenas noticias o ideas.
Si ponemos nuestro granito de arena en alimentar conversaciones que animen, todos disfrutaremos más del momento. Me lo apunto, porque falta me hace.
Imagen de Abscond