Llevas tiempo con una misión aparcada. Por una cosa o por otra, te cuesta encontrar el momento para abordarla.
¿De qué se trata en tu caso? ¿Es una actividad aislada o una acción que quisieras realizar todos los días?
Tanto en un caso como en otro, la manera más segura de ocuparte de tu misión pendiente es ponerle día y hora. Y respetar esa cita con la misma seriedad que respetas la cita con el médico, por ejemplo.
Haz de la cita contigo mismo una prioridad
Cuando llega la hora de ir al médico, difícilmente te dices: “Ay, no tengo ganas” o “Antes tengo que limpiar la casa, que mira tú como está.”
No. Llega la hora y vas al médico. Las ganas son un lujo. La limpieza importa, sí. Pero lo que toca en este momento es ir al médico, porque así lo quisiste tú.
Esto funciona para lo que tienes pendiente. Si ves que, con tu ritmo de vida actual, no le vas a encontrar hueco, quítatelo de la cabeza. Déjalo de una vez. Es una opción.
Pero, si decides ocuparte de esa misión, has de asignarle un hueco que, necesariamente, dejará de estar ocupado por la actividad que ahora mismo vienes realizando a esas horas.
Las actividades aisladas son menos problemáticas. Fijas fecha en el calendario. Y, cuando llega, ya está. Te las quitas de encima en un tris.
Las acciones que deseas realizar a diario son otro cantar. Necesitas construir un hábito. Pero el procedimiento es el mismo: fijas una hora para esa acción; decides cuánto tiempo le vas a dedicar… y punto.
Es de ayuda poner esa acción al lado de otra que realices habitualmente.
Ejemplos: Si quieres hacer 30 minutos de ejercicio, puedes programar tu cita justo antes del desayuno (o al lado de otra acción que suelas realizar consistentemente).
Si quieres acostarte a una determinada hora cada noche, pon una alarma y a esa hora empiezas tu ritual para irte a dormir.
Aunque la parte más difícil, muchas veces, no es encontrar un tiempo para realizar una acción, sino respetar esa cita que tienes contigo mismo.
Ideas que pueden ayudarte a respetar esa cita
Verás. Como perezosa experta, puedo decirte unas cuantas cosas:
- La parte más difícil suele estar al inicio, en los primeros días hasta consolidar el hábito.
- La motivación a veces aparece una vez que has empezado la actividad. Otras, al final. Y a días ni aparece siquiera.
- Vas a cometer errores. Como humano, puedes sucumbir a tentaciones o al desánimo. Es natural.
- PERO, la satisfacción de estar haciendo algo beneficioso por ti es mayor que esos obstáculos.
Cuando llegue esa cita contigo, cumple. Tu autoestima lo notará. Tus relaciones con los demás también se verán beneficiadas, al estar tú más contento y saludable. Compruébalo.
Respeta tu cita contigo como si fueras al médico. Después de todo, el objetivo de ambas es tu bienestar.