Hoy vamos a explorar las dos caras de la sensibilidad; esa capacidad de captar y entender emociones y sentimientos propios y ajenos o, también, la tendencia a dejarse impregnar por lo que ocurre, a veces, de forma exagerada.
Como cualquier otra cualidad, la sensibilidad no constituye en sí misma una virtud o un defecto. Depende de por donde se mire y, sobre todo, de cómo se utilice.
La mayoría de nosotros somos sensibles ante determinadas circunstancias o estímulos, pero hay personas más propensas a dejarse afectar por buena parte de lo que ocurre a su alrededor.
Las personas muy sensibles tienen ventajas y desventajas. Conozcamos algunas gracias a Douglas Eby, un investigador de la expresión creativa, para la cual la sensibilidad es una herramienta indispensable.
5 Ventajas de ser muy sensible
Receptividad a los detalles
Olores, sonidos, sabores, texturas… Quienes desarrollan su lado sensible para apreciar y admirar esos pequeños detalles, disfrutan más de ellos. Además de que, por supuesto, sea esencial en determinadas ocupaciones.
Aprecio de matices
Alguien muy sensible capta diferencias que a otras personas les pasarían inadvertidas. Y esas diferencias le sirven para considerar unas u otras opciones.
Conciencia emocional
La persona muy sensible intenta interpretar su estado interior, emociones y sentimientos.
Ese caudal, en caso de los artistas, puede ser canalizado hacia su obra. Aunque tampoco hace falta dedicarse a algo creativo para saber sacarle partido.
Creatividad
Como el escalón que sigue al anterior, la persona sensible puede sacarle partido a su potencial dirigiéndolo hacia algo creativo.
Nota: Según los datos, una buena mayoría de las personas muy sensibles son también introvertidas, lo cual no es obstáculo (al contrario) para ser creativo.
Empatía
Saber sintonizar con las emociones y pensamientos de otro, además de ser útil en las relaciones personales, es una herramienta indispensable para aquellos que trabajan en atención directa a personas.
La alta sensibilidad propicia una mayor empatía.
5 Inconvenientes de ser muy sensible
Sobre-estimulación
La persona muy sensible es receptiva a tal cantidad de estímulos, que puede verse abrumada recibiendo e interpretando toda esa información.
Su mundo interior se ve saturado, pudiendo desembocar esta situación en cansancio, estrés, ansiedad, depresión…
Susceptibilidad
Otro punto en contra es la permeabilidad exagerada hacia lo que dicen, sienten o piensan los demás.
Necesidad de espacio propio
Quizás por esa sobrecarga, la persona muy sensible es frecuente que requiera aislarse más, para «descansar» o estar consigo misma.
¿Es esto un inconveniente? Dependiendo del momento, pudiera ser.
Perfeccionismo
Pensar, analizar y dar vueltas sobre un buen abanico de matices podría resultar en un perfeccionismo estresante.
Anacronismo
En nuestra cultura occidental moderna está más valorado ser extrovertido y muy sociable. Alguien hipersensible e introvertido no se ajusta a la moda de los tiempos que corren.
Pero este punto lo podríamos contar como algo bueno, ¿no?
Éste es el artículo de referencia: 5 Gifts of Being Highly Sensitive.
Concluyendo. A mí me parece que la sensibilidad (o incluso la gran sensibilidad) es una cualidad con más ventajas que desventajas. Bien canalizada, es un tesoro de enorme valor.
Lo que ocurre es que habría que aprender a defenderse de los potenciales peligros que conlleva. Son pocos, pero devastadores para la persona. ¿Y tú qué opinas?
Comentarios
7 respuestas a «Pros y contras de ser muy sensible»
Me ha encantado esta entrada. Me he identificado mucho con ella, pues me he visto reflejada en todas las cualidades, tanto positivas como negativas. La verdad es que puede ser algo increíble, porque te ves con una capacidad de sentir extrema, pero eso les puede parecer a los demás exajerado, por lo que no puedes estar en consonancia con los demás.
Gracias por comentar, Samantha!
Afortunadamente, no tenemos porqué ser todos iguales. Es cierto que el don de ser especialmente receptivo y sensible conlleva en ocasiones un precio muy alto, que suele incluir el no sentirse comprendido.
Pero a mí sigue pareciéndome que la mejor opción es explotar al máximo sus ventajas y minimizar en la medida de lo posible lo demás. Que, dicho así, parece fácil, aunque se trate de un proceso que lleve tiempo.
Hay que hacerse a la idea de que ocurre lo mismo que con otras características valiosas (inteligencia, belleza, bondad, etc.). Tras la cara brillante, hay una cruz.
Un saludo!!
Me he sentido muy identificada con esta entrada. Yo tb veo más aspectos positivos que negativos en la sensibilidad, pero sí que es cierto que cuando eres muy sensible, cargas con tus problemas y los de los demás con lo que la saturación suele llegar antes que al resto de las personas.
Un gran post. Un besazo
Sí, Alba. Ése que comentas es uno de los principales inconvenientes. Pero mientras que uno pueda buscar un ratito para tomar energías o canalizar lo negativo de alguna manera, creo que se puede sobrellevar.
Yo pasé una temporada «muy sensible», porque me afectaban bastante ciertas problemáticas que encontraba en el trabajo. No atinaba a desligarme o a aparcar las preocupaciones… Y eso me llevó a ponerme mal. Hasta desarrollé una enfermedad cutánea (la ansiedad acumulada siempre busca formas creativas de manifestarse :lol:).
Por eso digo que «creo» que es la manera de sobrellevarlo, porque es justo lo que yo no supe hacer en ese momento.
Así es que, si me toca otra de esas temporaditas, ya sé que «desconectar» a ratos es una prioridad y se la recomendaría a todo el mundo.
Gracias por el aporte!
Besoss!!