¿Ventajas del rechazo? ¿Me he vuelto loca? Con lo sabemos que duele el rechazo…
Pues, sí. Pero eso no quita que se puedan desprender consecuencias positivas de una experiencia que, a priori, es negativa.
Pensemos juntos y, si te parece, recopilemos las ventajas más visibles de ser rechazado.
La inacción duele tanto o más que el rechazo
Si alguna vez has temido aproximarte a una persona que te gusta o postularte para ocupar un cargo o puesto de trabajo, es probable que haya estado ahí el amigo que te dijo: «El NO ya lo tienes.»
Efectivamente, si te quedas quieto te ahorras el rechazo, pero también pierdes la oportunidad.
En tu mente se quedan el sueño de lo que pudo ser, la incertidumbre y los reproches que te haces a ti mismo por tu falta de valor.
Antes de decidir si lanzarte o no, quizás pienses que es preferible quedarte con la duda y no pasar por el dolor del rechazo. Pero lo cierto es que muy pocas veces es preferible permanecer quieto a arriesgarte.
Aunque sólo tuvieras el 1 % de probabilidades de éxito, el riesgo valdría la pena. Porque quedándote quieto nada cambia. Tus probabilidades son 0 %. Lo que se dispara es tu nivel de cobardía, que crece y crece.
A cada exposición que evites, más cobarde te vuelves. Eso, fijo.
El rechazo te curte
Si no estás acostumbrado a que te rechacen, un pequeño mal gesto basta para herirte y para darle mil vueltas en la cabeza.
Esto no es así cuando te expones a esas situaciones incómodas.
Pongamos que estás buscando trabajo y, hasta dar con la puerta correcta, te han dado con diez en las narices.
El primer rechazo te dolió. Te quitó el hambre, el sueño e instaló una nube negra sobre tu cabeza. El segundo, también. Pero cuando llegaste al noveno ya no te lo tomaste tan a la tremenda.
Habías aprendido en qué consiste el juego: En exponerse hasta conseguir el objetivo, con el impermeable puesto para prevenir que el rechazo calara.
Los pensamientos negativos fueron debilitándose: Dejaste de ver el rechazo como una prueba de tu poca valía. Y fuiste aceptando la dinámica: Unas veces interesa tu propuesta; otras, no.
Te sentiste más fuerte: Más valiente para afrontar experiencias similares u otras. Y, a pesar de continuar recibiendo rechazos, tu autoestima ni se inmutó.
Ya. Esto no siempre ocurre así. Hay personas que se hunden a los dos o tres rechazos y prefieren no volver a correr riesgos. A mí misma me ha pasado.
Por lo mismo, te aseguro que perjudica menos el rechazo que la parálisis.
Porque el día en el que, sí o sí, te veas abocado a moverte y a tomar un riesgo, te costará menos hacerlo si estás acostumbrado a enfrentar retos manejables que si huyes constantemente de lo que te incomoda.
Con el rechazo aprendes
Además de hacerte más valiente, con el rechazo aprendes y ganas soltura.
Puedes mejorar tu aproximación para la siguiente situación delicada; corregir errores y, desde luego, afrontarla con más calma.
¿Qué me dices si le pides una cita a una chica y ésta te manda a la porra?
Quizás, aunque le gustes, lo ha hecho porque tu maniobra de seducción fue demasiado directa y chapucera.
Agradece el rechazo porque, gracias a él, para la próxima estás mejor preparado.
¿No te parece que vale la pena exponerse?
Si, como yo, eres un pelín cobarde para echarle cara a todas esas situaciones en las que el rechazo es más que probable, comienza por poquito.
Acostúmbrate a correr pequeños riesgos:
- Atrévete a dar tu opinión.
- Atrévete a llevar la contraria, cuando no pienses igual.
- Atrévete a hacer algo de un modo distinto.
Y ya verás que no es tan bochornoso como crees. Te ponen mala cara. Te dedican un adjetivo antipático y de ahí no pasa.
Atrévete a correr el riesgo. Vale la pena.
Imagen de Ionics
Comentarios
2 respuestas a «Las ventajas de que te rechacen»
Excelente artículo! me pareció brillante y muy practico! Gracias!
Hasta de las experiencias más desagradables intentamos sacar algo bueno. 😀 Gracias a ti.
Saludos, Yorleidy!