Todos tenemos un pasado a nuestras espaldas. Quizás, acontecimientos que nos han marcado profundamente y que nos gustaría que jamás hubiesen ocurrido.
Ahí está todo ese bagaje, que es parte de nosotros y no se puede borrar.
Un día nos levantamos con el deseo de empezar de nuevo y de mirar la vida más alegre y relajadamente, pero… ¿cómo?
¿Cómo se puede cambiar la manera en la que se ve el mundo? ¿Cómo hacerlo, si las experiencias pasadas nos han enseñado a interpretarlo como lo hacemos ahora?
Claro que es difícil, pero no imposible.
Viktor Frankl, un psiquiatra y superviviente del Holocausto, nos dice que «una persona puede sobrevivir a cualquier experiencia, si aprende a extraerle un significado positivo«.
No es la experiencia en sí, sino el significado que le atribuimos a la experiencia lo que cuenta.
¿Y cómo podemos atribuirle un significado distinto? ¿Cómo extraer lo positivo?
Estando pendientes de cómo interpretamos eso nuevo que nos ocurre, en el momento que ocurre, sin dejar que, automáticamente, nuestras experiencias previas juzguen la situación de manera negativa.
Ejemplos:
- Si tu mejor amigo se despide rápidamente por teléfono, puedes pensar que se hartó de escucharte o que estaba ocupado.
- Si te echan del trabajo, puedes pensar que eres prescindible e inútil o que la famosa crisis ha llegado a la empresa.
- Si la persona que te hace «tilín» ni te mira, puedes pensar que no eres atractivo o que quizás tiene otros gustos.
Lo que nos ocurre en el presente se puede interpretar de muchas maneras. Hay diferentes opciones.
Y es la interpretación que hacemos de la experiencia lo que nos hace sentir miedo, pena, ansiedad…
Entonces, ¿por qué no probar a dejar la experiencia desnuda y mirarla de otro modo?
Fuente: The Happiest People Don’t Have the Best of Everything.
Imagen de Mr. Theklan
Comentarios
2 respuestas a «Ver el mundo con otros ojos»
Viva el pensamiento positivoooo!!!!Supongo que todo se resume en la teoría de la botella, medio llena o medio vacía???Yo siempre intento verla medio llena :).
Un besito
Sí, el meollo está en cómo se quiera interpretar la botella. 😆
Gracias, primor.
Besos!!