A lo largo de la vida vas conociendo a personas. Comienzas relaciones en la escuela, en tu vecindario, en tu trabajo, en Internet. Unas relaciones se estrechan con el tiempo. Otras, se desvanecen.
¿Qué es lo que hace que las relaciones se fortalezcan y duren? En tu caso, ¿qué es?
Aprendemos un montón sobre las relaciones. Nunca dejamos de hacerlo. Eso nos ayuda a que cada vez seamos más selectivos a la hora de invertir en ellas. Porque las relaciones no son gratis. Suponen una buena inversión de tiempo y energía.
Una de las cosas que yo he aprendido es que, a la hora de elegir amigos o pareja, hay una brújula muy útil: la de tus valores o principios personales.
Conectas. Puedes ser tú mismo. Los dos crecéis y os apoyáis mutuamente, cuando hay una base de valores e intereses compartidos.
Eso no implica que él/ella tenga una personalidad calcada a la tuya, los mismos gustos, la misma opinión y que siempre se porte de la manera que tú prefieres.
Ni tan siquiera es crucial la proximidad física. Puedes compartir ocho horas todos los días con un compañero de trabajo; charlar, reír con él, coincidir en reuniones… y no sentir una conexión profunda.
La conexión sueles notarla cuando esa persona y tú coincidís en valores que son el timón de vuestras respectivas vidas, en cuestiones fundamentales.
El problema es que, si le preguntas a alguien que acabas de conocer cuáles son sus valores o sus prioridades en esta vida, quizás no atine a responder. Es una pregunta dura.
¿Solución? Mmmm… Fíjate en sus acciones. Lo más importante para una persona está reflejado en lo que hace a diario. Las acciones no mienten. (El algodón no engaña.)
Dime con quién andas y te diré quién eres
Supongamos que para ti son importantes la salud y la familia. Es un ejemplo. (Piensa en tus valores.)
Pues, sea lo que sea, harás mejor liga con alguien que, a través de sus acciones, desvele que tiene valores parecidos a los tuyos o que está creciendo en esa dirección.
Conectaréis, aunque no seáis idénticos ni perfectos. Os sentiréis como en casa. Y, además, os influiréis y apoyaréis mutuamente en vuestro camino.
(Quiero que eso no se me olvide. Ha sido uno de mis grandes errores.)
Hay relaciones que empiezas o mantienes por no estar solo. Crees que, por el simple hecho de hablar con alguien o de compartir tiempo a su lado, nacerá una buena relación. Muchas veces así ocurre.
Otras, no. Si no te unen valores e intereses con esas personas, puedes sentirte más solo e inadecuado que antes de conocerlos. O eso. O te adaptas tú a sus valores e intereses. Cosa que quizás no quieras hacer.
En mi caso, me siento menos sola cuando estoy físicamente sola, que cuando me rodean personas que crecen en otra dirección y con quienes no puedo compartir lo que es importante para mí. ¿Qué lazos podemos crear?
La buena noticia es que se pueden encontrar personas afines, aunque lleve tiempo. Hay variedad de gente. Hay interacciones donde un “raro” no se siente “raro”, porque otro comparte su manera de ver el mundo.
Observa las amistades con las que estás más a gusto y observa relaciones en las que no te sientes cómodo. ¿Con quiénes te unen más valores e intereses? ¿Con quiénes puedes ser tú mismo? ¿A quienes aportas y te aportan más?
Tenlo en cuenta (y yo también) a la hora de invertir tiempo y esfuerzo en esas relaciones. Ésa es la idea.
Imagen de: Jerrycharlotte