¿Qué te parece vivir centrado en el momento presente, sin cargar con rémoras del pasado ni con angustias del futuro?
Suena bien, ¿verdad? Aunque eso no quita que miremos de reojo al pasado, para aprender, y al futuro, para avanzar con nuestros propósitos.
Miremos hoy al futuro desde una perspectiva optimista. Sabes que habrá obstáculos en él, pero… ¿y lo bueno que te espera?
Da por hecho que problemas llegarán, ¿pero acaso no has afrontado docenas o cientos de ellos y los has resuelto?
También llegarán los buenos momentos, que te llenarán de alegría el corazón. ¿Cómo creerlo?
Aquí viene el ejercicio optimista
Intenta esto: Vuelve tus ojos al pasado y recuerda cinco cosas que sucedieron y te hicieron feliz. ¿Cinco son muchas? Bueno, prueba con tres.
Explícate a ti mismo cómo se produjeron, cómo las lograste, cómo te sentías… Recrea esas experiencias felices en tu mente. Llénate de ellas.
Una vez que lo has hecho, ¿por qué no pensar que el futuro también traera frutos dulces?
Especialmente, si hoy haces un poquito de siembra y trabajas por ese futuro que quieres.
Imagen de aussiegall