Llevas tiempo considerando la idea de apuntarte a un curso para aprender algo más, la de abrir un negocio, la de ahorrar para un objetivo, la de comenzar en serio a hacer ejercicio, la de dejar de fumar… o cualquier otra.
¿Estás esperando el momento ideal para pasar a la acción?
Tal vez el momento presente no sea apropiado para embarcarte en un proyecto extra. Tiene sentido esperar a que se calmen las aguas y lo veas más claro.
Pero, si lo que estás esperando es el momento PERFECTO, te queda espera para rato. Ese momento en el que todo esté perfectamente alineado es probable que no llegue.
Es posible que, mientras vivas, tengas responsabilidades que atender, problemas que encarar, facturas que pagar e imprevistos que te seguirán sacudiendo con más frecuencia de la que tú quisieras.
¿Y si lo haces ahora?
Hay etapas en las que estás más ligero de complicaciones y, quizás, ésta no sea una de ésas. Pero, si tienes la ocasión de dar un pequeño paso, ¿por qué demorarlo más?
¿Acaso sabes con certeza que será más fácil en el futuro?
Es tu decisión. Puedes seguir esperando que el mundo cambie y se den circunstancias más propicias. O puedes elegir qué pasitos puedes dar en las circunstancias actuales, con lo que tienes a mano.
Empieza con lo que tienes
Puedes poner el énfasis en los impedimentos para pasar a la acción. O puedes utilizar lo (poco) que tienes para echar a andar tu proyecto.
Considéralo y atrévete a dar un primer paso.
Hacer un poquito o intentarlo, al menos, casi siempre sabe mejor que la espera indefinida.
Aunque éstos sean malos tiempos y apenas andes terreno, ya tendrás algo recorrido para cuando vengan tiempos mejores. Y quizás eso te anime para seguir con fuerza.
Si no es hoy, marca el día en el calendario
Vale con que hoy no sea el día. Pero ¿y si, en lugar de meter el proyecto en el cajón del «algún día», le pones fecha de una vez?
1. Fija un día en el calendario
Como la cita con el dentista o el vencimiento de una factura, esa fecha ha de respetarse. Este es el primer paso ineludible para ocuparte de la misión.
Ya tienes el día. ¿Qué viene ahora?
2. Ponerlo por escrito
¿Para qué molestarte? Hay varias razones:
1. Cuesta poco trabajo. A falta de ganas de elaborar un plan minucioso, un pequeño esquema ya es de ayuda.
2. Se aclaran las razones en la cabeza: ¿Por qué quieres hacer “eso”? ¿Qué importancia tiene realmente?
3. Se vislumbra el camino. ¿De qué pasos consta la misión? ¿Qué dificultades vas a encontrar? ¿Cómo vas a responder a ellas?
4. Aumenta el compromiso. El simple hecho de anotar de puño y letra lo que vas a hacer, hace más probable que lo hagas. (Estudio de la Universidad Dominicana de California.)
Tienes marcado el día en el calendario. Has esbozado un esquema. ¿Y ahora?
3. Paso a paso
¿Necesitas hacer algún preparativo? Cuando llegue el día “D”, ¿qué acciones vas a realizar?
Las acciones son las que convierten los objetivos en realidades. Por tanto, has de decidir qué pequeños pasos vas a dar cada día.
Si tu misión pendiente es de las breves (como una conversación), ya estás a punto de verla cumplida. Del día “D” no pasa.
Y si la misión implica un cambio duradero, partes con un plan de ruta en el que figuran las acciones enfocadas a dar cumplimiento a la misión.
¿Habrá dificultades? Sí. ¿Pasos en falso? Probablemente.
En el peor de los casos, te saldrás del camino. Pero también tendrás la opción de retomarlo.
Como sea, la inquietud que tenías ya no está aburrida en el cajón del “algún día”. Al fin, te estás ocupando de ella. Ahora es el momento. ¿Por qué no?
Si te quedas esperando, quizás te decepcionen también los tiempos mejores y, de nuevo, encuentres excusas para no actuar. Porque, por buenos que sean, tampoco serán perfectos.
Jannet Aman dice
Buenas tardes; estas frases son exelentes para el diario vivir,por cuanto las personas que estan sumudas en el rencor deben leer estas motivaciones para poder superar y mejorar su estilo de vida.
Casandra - TBM dice
Muchas gracias a ti por leerlas, Jannet. 🙂 Veo que compartimos la inquietud de seguir adelante con ganas. Saludos!