Razones de peso para seguir enganchado al tabaco no hay ninguna, salvo la lapidaria: Es mi vida y hago lo que quiero.
Aun así, las personas no queremos exactamente lo mismo durante toda la vida.
En algún momento, esa razón puede tambalearse cuando el fumador caiga en la cuenta de que puede hacer todo lo que quiera sin necesidad de mantener un hábito que está arruinando su salud y acortándole esa vida que tanto defiende.
¿El resto? Son excusas…
Excusas para seguir fumando
1. De algo hay que morirse
Cierto. Pero ese no es motivo para acelerar la llegada de ese último día. Ya hay enfermedades y otras circunstancias que no podemos evitar.
¿Para qué arriesgarse a padecer todas las dolencias asociadas al consumo de tabaco?
2. Fumo y estoy bien de salud
Afortunadamente, por ahora estás bien de salud. Pero eso no significa que el tabaco no te esté haciendo daño.
Si sigues fumando, tarde o temprano te darás cuenta del deterioro que ha causado el tabaco en tu cuerpo.
3. Mi abuelo fumó durante toda su vida y murió de viejo a los tropecientos años
Por desgracia, millones de fumadores no corren con la misma suerte de tu abuelo. Que tu abuelo se tirase por un precipicio y saliera ileso, no nos libra al resto.
4. Todos tenemos un vicio y los hay peores que este
Vicios y costumbres nefastas hay a montones. Eso no le añade virtuosismo a la adicción al tabaco.
5. Fumar me relaja
Métodos y técnicas efectivos de relajación hay a patadas, para que cada persona elija lo que mejor le funcione. La gran mayoría son mucho más saludables que el tabaco.
Además, en muchas ocasiones esa relajación de los fumadores se produce cuando le dan al cuerpo la dosis de nicotina que está pidiendo. En sí misma no es relajación, sino que calma la ansiedad.
6. Me concentro más fácilmente cuando fumo
La capacidad de concentración se entrena. Los no fumadores pueden concentrarse lo mismo que quienes fuman… o mejor.
Porque los fumadores no se concentran tan bien cuando pasan muchas horas sin fumar y el cuerpo se les rebela… El mono lo pone muy difícil.
7. Me encanta fumar
“Fumar es un placer”, que decía aquella canción… Pero, sinceramente, si hicieras un ranking de placeres vitales, ¿colocarías el acto de fumar por encima de todos? ¿En serio? ¿Tu mayor placer en la vida es fumar?
Deja que llore un rato… [Ya]
La vida está llena de grandísimos y pequeños placeres. Si dejas el tabaco, no te costará encontrar placeres que lo suplan, empezando por la tremendísima satisfacción personal de haberlo mandado al cuerno.
8. Fumar me da carisma
Eso es lo que nos hicieron creer en esas películas antiguas, como la mítica Casablanca.
Pero lo cierto es que fumar no te otorga ninguna virtud que no poseas.
No te hace inteligente, si no eres inteligente. No te hace interesante, si no eres interesante. Y mucho menos te hace más atractivo, sino todo lo contrario. Con el tiempo, ese vicio te da aspecto de momia mal embalsamada… y lo sabes.
¿Que tus amigos fumen y se vean muy mayores y responsables? Deja, deja… Esa es otra ilusión añeja.
Fumar es una trampa y, si puedes esquivarla, tanto mejor.
9. Es un mal momento para dejarlo
Ciertamente, no es buena idea dejar de fumar cuando estás atravesando un momento durísimo, del estilo de una pérdida irreparable. Ese mismo día no estás para concentrar tu energía en dejar el tabaco.
Ahí es comprensible que esperes un poco. Sin embargo, los sucesos devastadores no concurren con demasiada frecuencia. Lo habitual es alternar rachas apacibles con otras más dificultosas y que en todas ellas haya problemas.
Porque los lapsos de tiempo carentes de problemas también son algo extraordinario. Te puedes quedar lustros esperando que llegue el día oportuno.
Así es que lo suyo es fijarse un día para dejarlo y, a menos que ocurra un cataclismo, seguir adelante con el plan. Cualquiera puede ser un buen momento.
10. Lo intenté varias veces y volví a fumar
Ten presente que la mayoría de los ex-fumadores han realizado varios intentos antes de conseguir desengancharse.
Y que cada intento aumenta las probabilidades de éxito respecto al anterior, porque ya es mucho más lo que el fumador ha aprendido sobre el tema y está más preparado para hacerle frente a las dificultades que encontrará cuando esté dejándolo.
¡Por supuesto que eres capaz de dejarlo! En otra cosa quizás no, pero en lo que toca a dejar de fumar, si quieres, puedes.
Y, si estás de humor, aquí tienes otra lista de excusas para seguir fumando. Una muy disparatada.
Otras 10 excusas “brillantes” para NO dejar de fumar
- Mi perro no reconocería mi olor si dejo de fumar.
- No sabría qué hacer con el cenicero de mi coche.
- Una dentadura muy amarilla es sexy. (A ver… ¿Quién dice lo que es sexy y lo que no?
- Mis vecinas chismosas me ven fumando y no se acercan.
- Me regalan un CD de música bailonga si compro un cartón de tabaco.
- Mi marido vomita sólo después de besarme. (Gracias, tabaco.)
- Acabo de aprender a hacer anillos de humo y necesito practicar.
- Soy rebelde. Si todo el mundo está quitándose, yo me engancho más.
- Solo fumando consigo contener las ganas de romperte la cara en cuanto te veo.
- La estupidez domina mi inteligencia.
Me parece que todas las razones expuestas se condensan en la última.