En tu vida vivirás éxitos que pasarán totalmente inadvertidos y no por ello dejarán de ser grandes éxitos.
No te darán una estatuilla frente a fervorosos admiradores. No te colgarán una medalla. No te darán un premio en metálico. No contarán tu hazaña a generaciones venideras.
Quizás sí te pase algo de lo anterior con alguno de tus éxitos. 😉
Pero no con todos. Un buen número de ellos los celebrarás tú solo (o con unos cuantos incondicionales, si acaso).
Serán discretísimos en cuanto a repercusión social, pero espectaculares para ti. Sólo tú entenderás lo que representan. Sólo tú sabrás el esfuerzo que has invertido para lograrlos. Lo que para otros es intrascendente, para ti es el resultado de un arduo trabajo.
Fueron muchos días los que renunciaste a la gratificación inmediata en pos de dar un paso más hacia tu objetivo. Uno tras otro, avanzaste sin cheerleaders, sin pancartas de ánimo, sin el apoyo del público, sin vítores ni aplausos.
Tuviste los redaños de levantarte el día que menos te apetecía, de contenerte ante las distracciones, de luchar contra las dudas saboteadoras que brotaban en tu mente. Una vez y otra… y otra más.
Sólo tú sabes lo que te ha costado hacer todo eso. Sólo tú sabes lo difícil que ha sido. Sólo tú sabes que has logrado algo grande, importante.
Y, aunque no te cuelguen medallas, este éxito discreto te deja un buen premio: La sensación de victoria y el refuerzo de la confianza en ti mismo.
Comentarios
2 respuestas a «Un gran éxito discreto»
Gracias, muchas gracias, Casandra.
Probablemente muchos de tus lectores se han identificado con esta reflexión, por esta palmadita en la espalda por las luchas secretas, por los éxitos que alcanzamos porque pudimos, sin más, sin aspavientos, porque muchas veces no quedaba otra que ganar.
Bueno, te confieso que me han salido las lágrimas, porque esta vez, lo has bordado.
Todos somos luchadores de la vida y claro que, afortunadamente, a veces ganamos.
De luchas, de soledades, de recriminarle a la vida su crueldad y de volver a hacer las paces con ella, sé mucho, casi tengo un master, quizás por eso, hoy, con toda mi caradura, me atrevo a adueñarme de tu entrada y la recibo como si la hubieras escrito para mi.
Un abrazo fuerte, fuerte.
Gracias a ti, Malú. Tú le añades un bonito mensaje a esta entrada tan cortita y me siento muy feliz de que te guste. 🙂
¿Sabes? La escribí por una razón mucho menos profunda. Este día, el blog cumplió cinco añitos y quise celebrar que ha aguantado día tras día todo ese tiempo. Le puse dedicación, paciencia, cariño… Es lo mismo que hacen muchas personas en cuestiones más trascendentes, como la paternidad o la superación de una limitación física, como ejemplos.
Hay éxitos que pasan inadvertidos para el resto del mundo, pero uno mismo sí sabe que lo son. 😉
Gracias de nuevo por tus palabras, Malú. Y por ese abrazote. 🙂 Te mando otro grandeeee. 😀